En este espacio hemos honrado y admirado el sonido de los motores V8, la incontenible potencia de los muscle cars modernos y la fiabilidad de los propulsores a combustible para grandes recorridos. Sin embargo, estamos en la antesala de una transición que obedece a un par de temas mayor relevancia, la salud y el mismo futuro como especie humana .

Nueve de cada 10 personas en el mundo respiramos aire de mala calidad de manera diaria. En nuestro país, esto se traduce a 25 mil muertes por este problema de manera anualizada, según datos de la Organización Mundial de la Salud, y si nos ponemos a cuantificar el impacto de la contaminación por esta causa, en México, 32% del presupuesto del sector salud va destinado a combatir enfermedades producidas por este fenómeno.

El impulso de la movilidad eléctrica debe acelerarse en muchos frentes y para despertar la conciencia de que hay dos caminos que podemos tomar.

Uno representa mantenernos de la manera que lo hemos hecho a lo largo de la historia en un trayecto de corto kilometraje donde el deterioro del ambiente es inminente y en pocos años, será irreversible. Sin embargo, también está la opción de tomar un camino más sinuoso pero que propone una alternativa para retrasar el deterioro de nuestro planeta.

La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y las marcas fabricantes de autos han presentado resultados positivos desde los últimos meses en la comercialización de vehículos “amigables con el medio ambiente ”.

Esto contempla la comercialización de vehículos eléctricos e híbridos y de manera argumentativa, esto representa buenas noticias en una perspectiva superficial. Sin embargo, al analizar estos resultados, nos damos cuenta que la homogeneización de un vehículo eléctrico y un híbrido solo deriva a un mensaje reduccionista de que se están tomando acciones a favor de una movilidad más limpia sin embargo, esto no es necesariamente así.

Desde que se ha embanderado la idea de que los vehículos híbridos y eléctricos son esencialmente lo mismo, consumidores, fabricantes de autos y autoridades se han curado en salud con el argumento de que se está haciendo algo al respecto. Sin embargo, contrario al registro ascendente de ventas de autos puramente eléctricos de 2011 a 2016, el último trimestre del año en curso la venta de estos ha disminuido en 5.2%, mientras que la de los híbridos ha crecido en 28.4%

Urge una cultura de autos eléctricos
Urge una cultura de autos eléctricos

¿Cuál es el problema de esto? Los resultados. Pues mientras que un vehículo eléctrico no genera emisiones de CO2 en su uso, un auto híbrido puede seguir emitiendo 200 gramos de dióxido de carbono por cada kilómetro que recorre y ambos gozan de los mismos incentivos y privilegios que distinguen a esta clase de vehículos: exención del pago de tenencia vehicular, exención del pago del impuesto por autos nuevos (ISAN), exención de la tenencia y la deducibilidad de hasta 250 mil pesos por la compra del auto.

Otro problema que supone la movilidad eléctrica en nuestro país es la falta de infraestructura, pues mientras en países como Noruega y Japón, donde el parque vehicular es de cerca del 20% en esta clase de autos, en México apenas se vendieron 257 autos con propulsión de baterías en 2017 cuando en ese mismo periodo se comercializaron más de 1 millón de autos con otro tipo de motorización.

Esto es fuertemente influido por el hecho de falta de una red de cargadores provisto por las autoridades que derivan en la idea de que comprar un auto eléctrico es un problema. Actualmente, la única compañía automotriz con un verdadero esfuerzo en este apartado es la firma de lujo Tesla, responsable de la instalación del 90% de estaciones de carga que equivale a 1500 cargadores distribuidos en los 32 estados de la república.

Más allá de la tarea y esfuerzo que deben hacer las autoridades y marcas que comercializan autos en México, es justo empezar a considerar que la movilidad tradicional dejará de ser cómo estamos acostumbrados, no por un tema de comodidad sino de proyección hacia el futuro.

Urge una cultura de autos eléctricos
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México emitió 683 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente a un desglosado diario a cinco veces peor nivel de calidad del aire del que sugiere la OMS. Naturalmente, estos registros se ven reflejados en problemas respiratorios de los mexicanos, quienes invertimos de manera anualizada cerca de dos mil pesos en tratamiento y curación de enfermedades derivadas con problemas del aire.

Los vehículos eléctricos son la aparente solución a los problemas de esta índole y queda en mano de las autoridades exigir y restringir la venta indiscriminada de vehículos que en otros países no cumplen la más mínima norma ambiental. Sin embargo, queda como tarea de nuestra parte también el considerar la esencia misma de por qué compramos un auto, pues si somos autocríticos, en gran parte esto obedece a un impulso altamente individualista. Sin embargo, la procuración de nuestro entorno debe ser de corte colectivo.

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