Sao Paulo/Curitiba.— La justicia brasileña aumentó ayer la presión sobre el Partido de los Trabajadores (PT) con la detención temporal del ex ministro de Hacienda, Guido Mantega, en el marco del escándalo de corrupción conocido como Lava Jato.

Mantega, ministro a lo largo de nueve años durante los gobiernos del PT de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, permaneció detenido varias horas en Sao Paulo como parte de una serie de arrestos ejecutados en todo el país. Los investigadores dijeron que, según declaraciones de testigos, Mantega pidió en 2012 pagos por 5 millones de reales (2 millones de dólares de la época), para el PT.

Mantega fue aprehendido por la mañana en el hospital Albert Einstein de Sao Paulo, donde acompañaba a su esposa durante una intervención quirúrgica, después de que los agentes no lo encontraran en su casa. El juez Sérgio Moro, conocido en todo Brasil por tener a a su cargo la investigación de Lava Jato, ordenó sin embargo poco después su liberación y disculpó a las autoridades diciendo que la policía no sabía que la esposa de Mantega estaba siendo sometida a una cirugía “por una dolencia grave” en el momento de la detención.

El abogado del ex ministro había criticado antes duramente el operativo, al que consideró “abusivo”, “arbitrario” y "sin razón de ser”.

El caso Lava Jato, dado a conocer en marzo de 2014, ha puesto en jaque desde hace meses a casi toda la clase política brasileña y tiene en la mira ahora al propio ex presidente Lula, fundador del izquierdista PT, y el político más influyente en Brasil en los últimos 20 años.

Decenas de políticos son investigados, acusados de recibir sobornos de empresas para favorecerlas en sus contratos con Petrobras, de propiedad semiestatal.

Están implicados tanto miembros del PT como del centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en el que milita el actual presidente, Michel Temer.

Según la agencia estatal Brasil, la policía federal salió a ejecutar 49 órdenes judiciales ligadas con el caso Lava Jato, entre ellas 33 pedidos de captura, en los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, Río Grande del Sur y Bahía, así como en Brasilia. Lula dijo que el arresto de Mantega busca perjudicar al PT a pocos días de las municipales del 2 de octubre y que el partido sufre una “persecución política”.

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