Un asesino a sueldo confeso dijo el jueves que el presidente filipino Rodrigo Duterte personalmente ordenó muertes cuando era alcalde de una ciudad donde, según activistas, hubo cientos de ejecuciones sumarias.


El mandatario no se refirió a las acusaciones el jueves, pero sus aliados políticos desestimaron lo que calificaron de mentiras.


En comentarios durante una audiencia en el Senado en el marco de una investigación de la represión del presidente filipino contra el crimen, Edgar Matobato dijo que a comienzos de los noventa escuchó a Duterte dar instrucciones para ejecuciones extrajudiciales como alcalde de Davao.


"Nuestro trabajo era matar a criminales como señores de la droga, violadores, secuestradores", dijo el sujeto de 57 años, y agregó que él mismo mató a más de 50 personas mientras trabajaba para el "Escuadrón de la Muerte de Davao".


"Fueron asesinados como gallinas", declaró en una audiencia emitida por televisión. Matobato también dijo que el hijo mayor del presidente y actual vicealcalde de Davao, Paolo Duterte, era un drogadicto que ordenó la muerte del dueño de un hotel en 2014.


Rodrigo Duterte ha negado en reiteradas oportunidades estar involucrado en actividades de vigilantes tanto en su calidad de alcalde como de presidente. En un discurso el jueves no hizo mención a la audiencia en el Senado.


Grupos defensores de los derechos humanos han documentado unas mil 400 muertes sospechosas en Davao desde comienzos de 1990 y los críticos sostienen que la guerra contra las drogas lanzada por Duterte, desde que asumió el 30 de junio, tiene las señas de métodos similares.


Más de 3 mil 500 personas, o unas 47 al día, han muerto en las últimas 10 semanas, alrededor de un 58 % a manos de atacantes desconocidos y el resto en operaciones de fuerzas de seguridad, según la policía local.

jlcg

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