El muro que pretende construir Donald Trump sólo tendrá consecuencias negativas para las economías fronterizas porque desmotivará los flujos legales.

“El muro tendrá un impacto adverso porque mantendrá a la gente dentro de Estados Unidos en lugar de mantenerla fuera de manera como pretende”, dice a EL UNIVERSAL Michael Dear, profesor de la Universidad de California, Berkeley.

“Alimentará sólo el factor de miedo que evita que la gente cruce hacia México y obligará a quedarse en el país a quienes viven en México y trabajan de manera cotidiana en Estados Unidos”.

De acuerdo con el autor de Por qué los muros no funcionan, una reciente encuesta demostró que sólo 9% de los pobladores de las urbes fronterizas estadounidenses están a favor de la barrera de hormigón, mientras que 72% quiere en su lugar más puentes para fomentar la interconectividad y el crecimiento económico. Todos los días cruzan mercancías entre ambos países por un valor equivalente a los mil millones de dólares. “¿Quién quiere el muro? Un grupo de insatisfechos que espera de EU una respuesta racista y de aislamiento para sus problemas”, señala.

El experto asegura que son múltiples los argumentos que ilustran la falta de necesidad de construir una valla que, de acuerdo con algunos datos que surgieron durante la campaña de Trump, tendría un costo de entre 12 mil y 24 mil millones de dólares.

Uno de ellos tiene que ver con los flujos migratorios, los cuales están bajo control. La población indocumentada pasó de 12.4 millones en 2007 a 11.1 millón en 2011. Las detenciones fronteriza van a la baja, pasando de 2 millones anuales a 250 mil, el nivel más bajo desde los 70. Explica que la caída está asociada principalmente a cuestiones relativas al mercado laboral y al crecimiento económico de México y Latinoamérica.

Además ya existe una valla. Señala que la barrera que separa a los países está fabricada con concreto y fierro, vigilada con sensores y cámaras, y custodiada por miles de oficiales.

Asegura que el muro tampoco ha demostrado ser eficiente para evitar los cruces ilegales ni el tráfico ilícito. “No hay evidencia alguna de que el muro esté deteniendo a migrantes o haga la frontera más segura, y esto se debe a que se han puesto en práctica otros programas que sí han tenido mayor efecto. El muro es sólo una pieza de un extenso programa convencional de intervención dirigido a alentar la migración”.

Por ejemplo, en la última década se duplicó el número de agentes fronterizos, de 10 mil a 20 mil.

“No hay justificación para tirar el dinero en un segundo muro. El muro sólo sirve para lucimiento político, lo que no significa que no lo vaya a hacer: ahora tiene acceso a los recursos de la nación”.

Para el investigador, la mayor amenaza para las relaciones bilaterales no es el muro, sino la alteración del comercio con México, el tercer socio comercial de Estados Unidos. “Los muros siempre caen, porque son una manifestación del fracaso de la diplomacia y hay amenazas mucho mayores en el horizonte a las de un muro”.

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