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El futbol mexicano en 2016 vivió los dos extremos.

Los clubes que se coronaron en los torneos de Clausura y Apertura, Pachuca y Tigres, basaron sus éxitos en polos distintos, pues mientras que los Tuzos confiaron en su cantera, los regiomontanos confiaron en su cartera.

El 29 de mayo, con gran actuación de Óscar Pérez, el Pachuca conquistó su sexta estrella al empatar a un gol, para lograr el 2-1 global sobre los Rayados de Monterrey.

El equipo de los Tuzos con base en futbolistas provenientes de sus fuerzas básicas: Rodolfo Pizarro, Erick Gutiérrez, Jorge Daniel Hernández e Hirving Lozano derrotaron al Monterrey, un equipo lleno de figuras extranjeras que costaron mucho a la institución.

Desde que Jesús Martínez Patiño se hizo de los Tuzos, 1995, comenzó una gestión que hizo del equipo un emporio futbolístico, primero lo estabilizó en primera división, lo convirtió empresa de la mano del gobierno del estado, posicionó al club como una de las marcas más confiables, comenzó a ganar títulos.

Y ahora es la principal cantera del futbol mexicano.

Muy Tigre. Desde que Ricardo Ferretti llegó a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, hubo estabilidad. El equipo regio se había caracterizado por gastar mucho y ganar poco, mas el arribo del brasileño puso un hasta aquí a la falta de títulos. Ferretti regresó a los felinos, en tercera etapa en 2010, y armó un auténtico trabuco, lleno de jugadores probados, que costaron muchos dólares pero que los hicieron valer en la cancha.

Para este torneo de Apertura 2016, Tigres compró otra vez mucho, pero utilizó poco. Además de mantener en sus filas al francés André-Pierre Gignac, trajo al argentino Ismael Sosa, de Pumas, que se volvió en el compañero perfecto del galo para lograr la quinta corona en su piel.

Después de esperar 18 días debido a los compromisos del América en Japón, por el Mundial de Clubes, felinos y Águilas se enfrascaron en un par de juegos cerrados, tácticos, que provocó que el título se definiera en serie de penaltis después de un global de 2-2.

Desde los once pasos, Nahuel Guzmán se convirtió en un muro que terminó con las aspiraciones americanistas de festejar su centenario con un título.

El futbol mexicano en 2016 vivió los dos polos: un título ganado a base de cantera, y otro con base en la cartera.

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