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Que las autoridades correspondientes gestionen que sea depositado en la urna del arquitecto Luis Barragán “el objeto” (diamante) “elaborado a partir de sus remanentes mortales”, es la demanda del Capítulo Guadalajara de la Academia Nacional de Arquitectura.

En una carta dirigida al arquitecto Fernando González Gortázar, fechada el pasado 21 de abril y firmada por Claudio Sainz David, arquitecto y miembro del Capítulo Guadalajara, se demanda que “a partir de un hecho cuestionable” (la sustracción de las cenizas del arquitecto

Luis Barragán de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres), “logremos que el respeto al patrimonio, incluido el respeto a la persona creadora, contribuya a la conservación de la memoria colectiva de México y del patrimonio común”.

La carta surge tras la polémica por la sustracción de parte de las cenizas del arquitecto mexicano, con el fin de elaborar un diamante para un proyecto de la artista Jill Magid, y que tendrá uno de sus capítulos más controversiales cuando este jueves se inaugure en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM la muestra “Una carta siempre llega a su destino”.

La misiva, llamada “Carta sobre Luis Barragán y su legado, como patrimonio de la Nación”, sostiene que “a raíz de la polémica surgida por el hecho de haber tomado parte de los restos mortales del arquitecto Luis Barragán, para convertirlos en un objeto de uso, en el seno del Capítulo Guadalajara de la Academia Nacional de Arquitectura, se ha realizado un debate que toca diversos aspectos, entre ellos, los de la persona humana, los de los elementos jurídicos asociados a las prácticas funerarias, y los del patrimonio nacional”.

El Capítulo Guadalajara de la Academia Nacional de Arquitectura, mediante esta comunicación, asegura que busca aportar al debate que se realiza a escala nacional, basados en las participaciones de los Académicos integrantes del claustro, y resalta que toda las personas que son creadores “merecen no sólo el respeto por su obra, sino como personas, tienen sin duda un lugar especial en la memoria colectiva de sus comunidades, algunos de ellos, en la memoria de la nación, a la cual han aportado elementos de construcción de la identidad, hoy reconocible, de México. Son ellos mismos patrimonio nacional, regional o local”. Los académicos argumentan que este el caso de Luis Barragán.

Y afirman: “Por ello lamentamos el desorden que se ha creado alrededor de su memoria y su legado. Si bien es imperativa la conservación, estudio y difusión de su obra, es necesario alzar la voz para recordar a quien corresponda, que Luis Barragán como persona, es aún más valioso que su obra, que lo que se manifiesta a través de su creación, es nada menos que su espíritu, su interior creativo, su pensamiento llevado a la acción, por lo que su legado, comienza con él mismo. Se debiera tomar conciencia inequívoca, de que la conservación del patrimonio, inicia con el respeto a la persona”.

Al final de la carta, demandan a la autoridad que corresponda que “se gestione, que sea depositado el objeto elaborado a partir de sus remanentes mortales, en el mismo sitio de donde fueron extraídos, previa pulverización ante fedatario de la gema artificial, para de esta manera cerrar el ciclo, y que a partir de un hecho cuestionable, logremos que el respeto al patrimonio, incluido el respeto a la persona creadora, contribuya a la conservación de la memoria colectiva de México y del patrimonio común”.

Al final, la misiva es firmada por Claudio Sainz David, de la Academia Nacional de Arquitectura, del Capítulo Guadalajara, por el claustro de Académicos.

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