¿Es válido salirse de un partido y al día siguiente ponerse la camiseta de independiente? ¿Es legítimo dejar un cargo de gobernador después de dos años de haber empezado un gobierno que dura seis años? ¿Qué sentido tiene postularse por la vía de una candidatura independiente sin tener un mínimo reconocimiento público que pueda construir una posibilidad para competir? Estas preguntas no tienen respuestas únicas, sino que están llenas de matices.

Durante varios años se habló de la posibilidad de ampliar el sistema político y abrirlo para que ciudadanos independientes pudieran competir electoralmente sin el aval de un partido. La idea fue un avance frente a la grave crisis de desconfianza que tienen los ciudadanos sobre los partidos políticos. Finalmente, con la reforma electoral de 2014 se aprobó esa figura. Su estreno fue en 2015 y sus primeros resultados mostraron que la apertura funcionaba. Al año siguiente, en 2016, no hubo ninguna candidatura relevante con esa característica y hoy, rumbo a las elecciones de 2018, las cosas se han complicado y la figura se ha convertido en un circo político muy alejado de las ideas originales que le daban sentido y legitimidad.

Entre un reciclaje de políticos profesionales que de la noche a la mañana se vuelven independientes, y las fantasías de un amplio grupo sin reconocimiento público ni agenda, que se lanzan a la aventura de postularse a la presidencia de la República, tenemos que la figura de las candidaturas independientes se ha vuelto una ruta con objetivos muy diversos. En días pasado la prensa daba a conocer listados de postulantes, con características del siguiente tipo: ex militantes de partido, gobernantes que acaban de llegar a sus puestos, y una gama amplia de personas que tienen en común el bajísimo nivel de conocimiento público.

El INE autorizó a 40 aspirantes a la presidencia que necesitarán conseguir 866 mil 593 firmas (1% de la lista nominal de electores en al menos 17 estados) que los avalen en los próximos cuatro meses. Hay dos casos interesantes, una es María de Jesús Patricio, Marichuy, y otro es Emilio Álvarez Icaza, personajes de larga trayectoria independiente y amplio reconocimiento social. La primera es una mujer indígena nahua, originaria de Tuxpan, Jalisco, que se postula con el objetivo de visibilizar la agenda de los pueblos indígenas que se encuentran en múltiples encrucijadas por la defensa de sus tierras y sus recursos ante un modelo de despojo que se ha profundizado en el país. El segundo es un defensor de derechos humanos que encabezó la iniciativa Ahora, una propuesta ciudadana independiente que sumó 95 mil avales en siete meses y que denunciaron graves casos de corrupción y de captura institucional. Sin embargo, esta iniciativa decidió, mediante el voto de sus integrantes, no participar en esa candidatura para no jugar en favor de los intereses funcionales del PRI.

Para evitar a los chapulines faltó en la ley un candado que prohibiera el pasó automático de la militancia a la independencia sin mediar un plazo de tiempo razonable. Lo que antes se hacía de un partido a otro, ahora se hace por esta vía que se ha convertido en la opción de los enojados y los excluidos de los partidos. Como es el caso de Margarita Zavala.

La legitimidad de un gobernante que abandona su cargo en una etapa temprana, el primer tercio, queda en entredicho y más cuando sus resultados han sido escasos. El Bronco, gobernador de Nuevo León, tiene poco que presumir para postularse a la presidencia como independiente. Las cárceles de su estado han explotado por varios motines que ya contabilizan más de 70 muertos. Una de sus principales ofertas de campaña, llevar ante la justicia al ex gobernador Medina, está prácticamente archivada. El Bronco no hizo bien su tarea. Se puede contrastar con lo que ha hecho Javier Corral en Chihuahua con el caso de Duarte. En Nuevo León no hay muchos resultados, para la ambición no perdona.

Muy pocos de los independientes obtendrán las firmas y habrá una depuración fuerte de la abultada lista de 40 solicitantes. En suma, este grupo será una de las novedades del proceso de 2018, pero dudo que vayan a ser un contrapeso a la partidocracia...

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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