Gabriela Agúndez,

uno de los nuevos rostros de la delegación mexicana en clavados, narró para EL UNIVERSAL Deportes todo su camino desde los cuatro años, edad en la que inició en la gimnasia, hasta los siete, cuando llegó a la disciplina que hoy la tiene a unos días de

“Inicié en la gimnasia y después de aprender a nadar, a los siete años llegué a clavados. Recuerdo que en mi primera competencia nacional iba con muchas niñas y todas —al terminar— lograron medalla, menos yo, y eso me dio la fortaleza para —competencias después— comenzar a ganar”, contó.

La medallista panamericana en Lima 201

9 dejó claro que el ingrediente principal para cosechar el sueño olímpico fue el apoyo de su familia, que siempre ha creído en ella. “Ellos han estado ahí apoyándome, creyendo en mi talento y eso ha sido muy importante para estar donde hoy estoy”, presumió.

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La debutante en Tokio 2020 se dijo muy contenta por llegar a los Juegos Olímpicos y cumplir un sueño.