El no la pasó nada bien en su llegada al Estadio Azteca . Su paso por el circuito en las inmediaciones del Coloso de Santa Úrsula parecía interminable para el camión escarlata.

Cuando el camión avanzó por donde se encontraba la afición de las Águilas esperando por su equipo, comenzó el infierno de los visitantes. Rocas, latas, escupitajos, patadas, puñetazos, todo tipo de proyectil se impactó en el autobús.

La policía era insuficiente para detener a los seguidores azulcrema que salían por todas partes para golpear el camión de los visitantes. Por suerte, no pasó a mayores.

Ya dentro del estadio, las barras azulcrema se unieron para tener un colorido recibimiento al conjunto americanista, mientras el conjunto rojo se perdía en los humos amarillos y azules que salían de las tribunas.

Banderas, telones, tirantes, sonido local, una violinista, y más de 70 mil voces al unísono para alentar al América. Una fiesta la que se vivió en el Coloso de Santa Úrsula, previo al silbatazo inicial.

América debe ganar sí o sí para conseguir su boleto a la Gran Final; un empate o derrota los dejará fuera de la Liguilla.

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