Los naturalizados en el

siempre han causado polémica. Muchos ven a estos “extranjeros” como oportunistas, otros simplemente como “mexicanos” que ejercen su derecho natural. Algunos han sido bien recibidos, otros no, pero al final, dicen, lo importante es lo que aportan al equipo nacional.

Gabriel Caballero

llegó a México en 1995 para jugar con Santos Laguna y nunca se fue. Se naturalizó cinco años después y en 2002 se vistió de verde para jugar el Mundial de Corea y Japón . “El futbolista mexicano acepta al naturalizado, pero ir a la Selección no es menor, no es sólo un equipo, es ‘el equipo’ y hay mucha presión”, recuerda el ahora director técnico.

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Cuando se hablaba de su naturalización, “hubo quienes no estuvieron de acuerdo — Luis Hernández entre ellos— pero cuando nos tratamos no hubo problema. En la cancha siempre hay apoyo”. De la llegada de Rogelio Funes Mori al Tricolor , dijo: “Es lo más parecido a Raúl Jiménez . Si es llamado es por sus méritos, más allá de que Javier Hernández debe volver”.

Lucas Ayala

vivió una situación diferente. El contención llegó muy joven a México , se naturalizó y en 2009 Sven Goran Eriksson lo llamó a formar parte del equipo nacional: “Eran momentos complicados, había bastantes naturalizados, los referentes me trataron bien, Pavel [Pardo] , Oswaldo [Sánchez] , pero otros no, hablaron a mis espaldas que no estaban de acuerdo, y está bien, puedes tener tu opinión, pero que te lo digan de frente... En esa época no dije sus nombres, no lo diré ahora”.

Para Ayala el tema de los naturalizados, “es tratado de forma muy extremista en México . Funes Mori puede ayudar. Ha hecho 120 goles, y no es para menos. No hay otro jugador que pueda jugar de poste y tiene una gran capacidad de remate”