Ser el técnico de la Selección Mexicana Sub-22 no es nada más llevar a un equipo a los Juegos Olímpicos y tratar de ganar una medalla.
Implica mucho más.
Jaime Lozano
es consciente de eso, y sabe que —además de entrenar a jugadores con límite de edad— también tiene la misión de terminar su formación y guiarlos para enriquecer al balompié mexicano.
“No sólo yo, todos los que trabajamos en las Selecciones Menores estamos conscientes de que los debemos regresar a sus clubes mejor de lo que llegaron, con algo que puedan aportar. Nosotros, los que estamos como formadores, debemos capacitarnos lo mejor posible para darles las mejores herramientas a los jugadores, para que vayan a la Liga a competir contra los extranjeros por un puesto”, dice el técnico.
Parece que eso es una lucha solitaria contra el sistema, pero no. Hay aliados, como la regla 20/11, que obliga a los equipos a meter al campo por cierto tiempo a jugadores de menor edad. “Claro que la regla me ayuda y mucho, pero me gustaría más, aunque con esto de la avalancha de técnicos cesados es difícil. Ojalá se la jugaran con estos chicos, que apostaran por el talento que tienen en casa” , reprocha.
Aunque también, Lozano comprende el otro lado de la moneda, porque —como técnico de club— debe presentar el mejor equipo posible. No hay tiempo para experimentar, ni darle el beneficio de la duda a un joven debutante: “Me ha tocado estar del otro lado y muchas veces optamos por darle la oportunidad al jugador hecho”.
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