Un carismático pontífice decidió caracterizar su papado viajando por el mundo para interceder en algunos conflictos, hablar con los más necesitados y convivir con los jóvenes. Nuestro país recibió y despidió a Juan Pablo II en 1979, en medio de gritos, fervor, porras e interminables canciones y serenatas. Texto: Raúl J. Fontecilla