Elecciones: el tema que ocupa los grandes titulares en los periódicos y en los noticieros de radio y televisión. Si un candidato dice esto o aquellos, si el otro candidato le responde. Si aquel candidato dice una tontería con tal de ganar algo de espacio, si aquella candidata nomás no prende.

Despertamos con el tema electoral, desayunamos cada palabra dicha por los aspirantes, comemos y en la sobremesa debatimos sobre cuál es el más idóneo para ocupar la silla presidencial o el menos peor para aguantarlo 6 años. Esa es la encrucijada que hoy nos plantea la opinión pública ¿por quién vas a votar el primer domingo de julio?

Sin embargo, la verdadera encrucijada de México es otra. El dilema que enfrentamos los mexicanos es el que vivimos día con día y que poco aparece ya en las menciones. La seguridad, los muertos que siguen regando de sangre nuestro ya muy abatido país, los retenes, las ejecuciones, los levantamientos, los desaparecidos.

El caso de los estudiantes de cine de Jalisco, cuyos cuerpos fueron disueltos en ácido, parecería una historia sacada del género de horror. Tres muchachos cuyo sueño era convertirse en la generación que siguiera a Guillermo del Toro o a González Iñárritu. Sueños coartados por un problema de inseguridad que no cesa, que se ha salido de las manos de todas las autoridades, federales o locales, de un partido o del otro.

Jóvenes en sus veintitantos cuya vida apenas comenzaba, con familias, amigos, anhelos. Como tantos y tantos más jóvenes que en nuestro país ahora son víctimas pero también victimarios. Jóvenes que se han convertido en el blanco ideal de los delincuentes, tanto para acabar con ellos como para reclutarlos en sus filas. Según datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, de 34 mil 268 personas no localizadas el 35.6% de ellas tenía menos de 29 años. Datos que deberían darnos terror.

El hito de hoy en México es si acaso alguno de quienes buscan ocupar la silla presidencial tiene realmente posibilidades de cambiar las cosas, de poner un freno a la muerte y al miedo que hoy vivimos todos. El reto para quien gane, sea quien sea, será cambiar el rumbo de México.

Hay quienes piensan que nuestro país ya está podrido y no tiene solución, que quienquiera que esté en el poder, tendrá un camino imposible de remontar. Cambiar por tanto la matanza de seres humanos en este país, sería un imposible que sólo un milagro podría cambiar.

Sigo siendo una optimista. El caos de hoy si puede cambiarse y hay ejemplos en el mundo en los que se ha luchado no sólo contra la delincuencia sino contra grupos abiertamente genocidas. Ojalá en los equipos de los candidatos dediquen tiempo a estudiar esos casos, a allegarse de información, a conocer e investigar a fondo porque el que sea que llegue tendrá frente a si el mayor reto de su vida porque es también el mayor reto de México.

Google News

Noticias según tus intereses