Moscú.— Él se llama Francisco, pero le diremos Campitos, pues trae una camisa, una réplica de las que utilizaba Jorge Campos en sus mejores tiempos como futbolista y un sombrero de charro.
Francisco y su hermana han realizado el viaje de su vida, de sus sueños. Un viaje para el que ahorraron por dos años, y en los que él sacrificó de todo: amigos, regalos, gustos y... mujeres, hasta a la novia cortó, porque “te hace gastar dinero que no tienes”.
Sí, Campitos hasta se sometió al celibato con tal de venir a presenciar el mejor futbol del mundo. Prácticamente vivió como monje para venir a Rusia.