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Llevan agua de lluvia para los afectados del sismo

En San Gregorio, Xochimilco, llevan más de un mes sin agua. Por eso, Enrique Lomnitz y su equipo hicieron brigadas para instalar sistemas de captación de agua de lluvia en los lugares más afectados por el sismo, para que las personas puedan aprovechar este líquido

Llevan agua de lluvia para los afectados del sismo
20/10/2017 |23:00
Redacción El Universal
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Texto: Soley Silva 

En el centro de San Gregorio, en Xochimilco, no hay agua desde hace un mes. El sismo hizo que las tuberías se rompieran y el abasto quedará suspendido en esta zona. Las personas se encuentran viviendo en campamentos fuera de sus viviendas esperando a que las autoridades demuelan sus casas, vigilando sus pertenencias de la rapiña y de la delincuencia.

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Los habitantes toman agua de tinacos colocados a mitad de la calle, donados por las brigadas de ciudadanos que días y semanas atrás los apoyaron. Con esta agua una vecina lava el pollo con el que preparará la comida para el campamento, cuenta que aunque San Gregorio es un pueblo que siempre ha tenido escasez de agua, el centro era un lugar “privilegiado”, ya que nunca les faltaba el líquido.

 

Dulce Chapa vive temporalmente fuera de su domicilio en la calle Montes de Oca, en San Gregorio, tuvo que quedarse en un albergue porque en su casa colapsaron dos bardas. Los pisos se agrietaron y se quedó sin agua y luz, como el resto de la colonia.

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El día del temblor no se encontraba en su hogar, casi no lo sintió ya que se encontraba trabajando lejos. Sus dos hijos de diez y seis años sí se encontraban allí, “se asustaron mucho al ver que las bardas se caían, al igual que las casas de los vecinos”. Dulce dice que afortunadamente todos están bien, a excepción de su perro, que murió atrapado por una barda. 
 

En el albergue fue donde conoció el proyecto de Isla Urbana y la brigada que les ofrecía colocar sistemas de captación para que aprovechen el agua de lluvia y la usen en labores y quehaceres domésticos.
 

El 72% del agua de lluvia en el país se evapotranspira, solo el 1.9% se aprovecha, de acuerdo con el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental.  

 

Llevan agua de lluvia para los afectados del sismo

La Ciudad de México es la más grande del país y la que más agua desperdicia, principalmente en fugas en la red hidráulica, según el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, incluso sin tomar en cuenta las repercursiones del terremoto.

 

Según el último informe del Inegi, en el Valle de México se encuentra la disponibilidad anual de agua más baja del país.

Los creadores del proyecto

A pesar de que su edificio, ubicado en División del Norte , fue desalojado debido al sismo del 19 de septiembre, Enrique Lomnitz, el creador del proyecto de Isla Urbana , y su equipo salieron a ayudar a las comunidades que se quedaron sin agua, instalando sistemas de captación que aprovechan la lluvia.

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Isla Urbana ha instalado más de 6 mil 500 sistemas de captación de agua pluvial en la ciudad, Toluca, Puebla y otros lugares de la República. “El objetivo es instalar sistemas en localidades alejadas de la Ciudad de México, en donde el acceso a la red de abasto es complicado o simplemente no les llega el agua”, dice, “que deje de verse como algo excéntrico y de verdad se generalice”.

 

Enrique migró a Estados Unidos a los cinco años y vivió allí hasta los veinticinco, cuenta que siempre tuvo ganas de regresar y trabajar aquí, “toda la vida he tenido una conexión muy fuerte con México, este país recibió a mis abuelos hace muchos años”.

 

Desde que era adolescente se interesó por temas relacionados con el medio ambiente. Estudió en la Universidad de Rhode Island en Estados Unidos, ahí conoció a su compañera y socia, Renata Fenton. “Sentíamos que los diseñadores se enfocan mucho en producir para el mercado gringo y europeo y no en la gran mayoría de la humanidad”, explica el joven. 

 

Al finalizar la carrera ambos tenían que presentar un proyecto terminal, y decidieron trabajar con comunidades en la Ciudad de México. Al principio el proyecto consistía en desarrollar viviendas para personas de bajos recursos, pero durante la investigación observaron que ellos mismos autoconstruían sus casas. Notaron que cuando les preguntaban por el tema del agua era cuando “se soltaban a contar que era de sus principales preocupaciones”.

  

Llevan agua de lluvia para los afectados del sismo

El nombre de Isla Urbana se le ocurrió a Renata, después de un día de “quemarse la cabeza pensando”, para inscribir al proyecto a un concurso de diseño “que no ganamos, por cierto”. Enrique explica que ese nombre los define “somos como una pequeña islita que comienza a cambiar el paradigma del agua”.

 

El primer sistema lo instalaron en la calle Izamal en el Ajusco, “juntamos una lanita de nosotros y nuestras familias, y con eso empezamos. Ese sistema fue muy exitoso, le ha dado a esa familia agua durante ocho meses al año desde entonces”, cuenta Enrique, “después se corrió el rumor y se instalaron sistemas en toda la colonia, aunque nosotros no ganábamos mucho”.

 

En el 2013, la revista del MIT (Massachusetts Institute of Technology) le otorgó un premio por ser un innovador menor de 35 años, y por la labor que ha realizado con el proyecto de Isla Urbana, en ese entonces habían instalado mil 200 sistemas. Este reconocimiento ha sido otorgado a otros innovadores, como a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook

El corazón de Isla Urbana

La brigada agua de lluvia comenzó un día después del sismo. Diseñaron un sistema de purificación móvil que fue colocado en una camioneta con dos tinacos de mil 100 litros y se dirigieron al pueblo de San Gregorio para repartir el líquido entre los vecinos, cuenta Marco, uno de los instaladores, “cálculo que se llenaron unos 200 garrafones”, explica.

Además crearon sistemas de captación de emergencia, como su colocación es rápida, la gente pueda captar hasta mil 100 litros de agua de lluvia para las labores domésticas.

 

Antes de salir a San Gregorio los instaladores y ahora brigadistas se reúnen en la base del Ajusco, lugar que vio nacer al proyecto y de donde son la mayoría de los trabajadores. 

 

En total son 28 personas en el equipo. Gabino, uno de los primeros instaladores, coordina y distribuye a los demás trabajadores en grupos de dos y cuatro; antes de partir de la bodega, una persona prepara el desayuno para todos, mientras otros cargan las camionetas con tinacos y tubos. “Se tratan y procuran como una familia”, explica Enrique.

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Los Gabinos son tres hermanos que instalan sistemas desde hace siete años; Enrique dice que aunque no tuvieron la oportunidad de estudiar la universidad, son muy buenos instalando, “podrían llegar a ser los mejores ingenieros si tuvieran la formación”, cuenta.

 

El equipo de Marco fue el encargado de instalar el sistema en la casa de Dulce. Los recibieron con mantas en casa de la familia Chapa y de otros vecinos: “San Gregorio agradece su apoyo”. Marco dice que lo que más le gusta de su trabajo es ayudar a las personas, conocer nuevos lugares y saber que con su “chamba” cada vez más gente se beneficia de la lluvia. 

 

Hasta ahora llevan 25 sistemas instalados por parte de la brigada de agua de lluvia. Según Marco, el valor de éstos es de aproximadamente 8 mil pesos, pero a las familias no se les cobra nada. Los recursos para colocarlos son obtenidos por medio de donaciones: una empresa les donó los tinacos para la brigada, otros recursos provienen de las ganancias al instalarlos en otros puntos de la ciudad, en residencias públicas y privadas.

¿Cómo aprovechar el agua de lluvia?

Un sistema de captación recolecta el agua del techo durante una lluvia y la direcciona por medio de canaletas y tubos a un tlaloque, éste separa el agua de los primeros cinco a diez minutos de lluvia, porque esa es la que tiene tierra o suciedad del techo y la mayoría de los contaminantes que retiene desde la atmósfera . “Gracias a eso el agua puede limpiarse hasta un 75%”, asegura Enrique.

Después de que se llena el tlaloque con los primeros litros, se tapa con ayuda de un flotador que sube conforme se llena y deja pasar el agua limpia por el resto de los tubos hacia el tinaco o la cisterna que almacenará el líquido captado. La lluvia que se recolecta allí puede ser utilizada para todas las actividades domésticas: para los excusados, bañarse o lavar ropa, al igual que para trapear y lavar trastes, ya que el sistema tiene un clorador que limpia el agua y la potabiliza a un nivel parecido o superior al de la red de abasto.

 

Isla Urbana ofrece filtros extras para que el agua pueda estar tan limpia que sirva para consumo humano. La instalación de un sistema tarda entre dos y cuatro horas, y cuando se requiere colocar filtros extras, un poco más.

 

Así las personas pueden tener una cisterna o tinaco siempre llenos, durante la época de lluvia y algunos meses más, con independencia de la red de abasto. 

Llevan agua de lluvia para los afectados del sismo

El equipo de Isla Urbana buscará seguir atendiendo los problemas de agua que han surgido a raíz del sismo y “ser parte del fortalecimiento de la sociedad civil en México. Nos quejamos mucho del gobierno, pero no se vale sólo quejarnos sin activarnos como sociedad, plantear nuevas propuestas y desde ese punto exigir”, comenta Enrique.

 

“Este proyecto pasó rápidamente de ser una iniciativa ambiental y sustentable a ser un proyecto más social, para lograr que el cosechar agua de lluvia se vuelva normal en México”, concluye.

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