En muchas ocasiones se ha hecho la analogía; que la vida es como un viaje de tren, más vale subirte cuando el tren está en la estación, porque una vez que se van esas oportunidades, ya no vuelven, y una vez que nos subimos, tal parece que no hay paradas, ya no podemos bajar, una vez que elegimos esa carrera que hace años decidimos estudiar, ya no podremos cambiar, así como parece que subirme en esa estación del matrimonio, es para siempre, ya no hay nada más que hacer.

Una vez un profesor en la facultad nos dijo en clase; que hay dos cosas en la vida en las cuales no podíamos equivocarnos; la pareja que elegíamos porque era para toda la vida, y la carrera que decidiéramos estudiar, porque de ella dependía nuestro futuro económico. Por supuesto que era un consejo bien intencionado de este profesor, sin embargo esta noción de las cosas, representa a esta misma idea; una vez que me subo a ese tren ya no me podré bajar.

Para bien o para mal, dicen que los tiempos han cambiado, yo más bien me gusta creer que no son los tiempos, sino lo que se va viviendo a través de ellos, o mejor aún, como los vamos viviendo. Sigue siendo mal visto, incluso en nuestros días, el divorciarse y volverse a casar, sin embargo cada vez va siendo al parecer más frecuente entre las personas esta opción de poder cambiar, así como hay personas que estudian otra carrera después de haber ejercido la primera que estudiaron, o incluso los caminos de la vida, los llevó a nunca ejercerla y realizar una actividad totalmente diferente a lo que se prepararon académicamente.

Hay quien tiene conflictos con estos cambios, pero para nada debe de ser así, simplemente debemos de fluir con la vida misma. Como personas vamos evolucionando y no tiene nada de malo cambiar de opinión después de tantos años, por supuesto hay que hacerlo con prudencia y moderación porque tampoco es válido, andar por la vida lastimando a los demás, sobre todo cuando se habla de parejas o matrimonios.

Está bien, hacer un alto, repensar nuestra vida, y a lo mejor lo que antes me gustaba ahora ya no me satisface de la misma manera, y está bien cambiar el rumbo, para encontrar algo que nuevamente me vuelva a llenar de felicidad, de emoción o alegría, como dice mi Maestra yogui, siempre debemos buscar estar en donde y con quien “resonemos”, lo que vibre con nosotros.

No hay un tiempo determinado para poder bajar del tren que decidiste subir, cambiar de ruta o tomar otro, y si de plano ya no hay estaciones, siempre está la opción también de aventarse, aunque en la caída uno sienta dolor, pero al final de cuentas, el dolor es una señal inequívoca, que estamos con vida, es mejor sentir dolor, porque lo intentaste, porque te aventaste, que observar como la vida pasa, y darte cuenta, que ese camino que tomaste no te hace feliz, mucha gente no se arriesga por diferentes razones, cada quien tendrá sus excusas; puede ser por miedo a lo desconocido, pero de verdad, para mí, no hay peor miedo que estar en un lugar en el que no te gusta o compartir tu vida con una persona que no te hace feliz, imagínate aguantar eso por años, incluso décadas, ¡por Dios! Eso si es de miedo.

Podemos cambiar de trabajo, de escuela, de carrera, de personas, de lo que queramos, al final la única certeza que tenemos es que tenemos una vida y más nos vale tomar el tren que en todo el viaje nos permitirá ir maravillados y si no es así, no pasa nada, nos podemos bajar en la siguiente estación, porque para eso también se requiere de coraje, no es que huyas, si no al contrario es de valientes bajarse o incluso aventarse.

Espero que el viaje que elegiste sea de tu agrado y si no es así, por ahí nos saludamos en alguna estación.

Facebook: Yheraldo Martínez
Instagram: yheraldo
Twitter: @yheraldo33

Google News

TEMAS RELACIONADOS