El 12 de mayo se cumplieron 40 años de la publicación del Decreto de Promulgación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), momento en el cual cobró plena vigencia en nuestro país, ésta que es considerada como la Carta internacional de los derechos de la mujer.

La CEDAW fue aprobada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de conjuntar en un solo instrumento internacional, jurídicamente vinculante, los criterios, principios y normas internacionales que se habían conformado desde 1946, producto de la actividad de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer -principal órgano de la ONU dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas-. A la fecha ha sido ratificada por 186 países, convirtiéndose en el segundo instrumento internacional más ratificado por los Estados Miembro de la ONU, después de la Convención sobre los Derechos de la Niñez.

Su trascendencia estriba en reconocer y hacer exigibles los derechos humanos de la mitad de la población del mundo, a partir de postular no solo la igualdad de hombres y mujeres, sino también cómo lograrla; de ahí que más allá de una declaración, se le considere también como un programa de acción.

En este sentido, impone a los Estados parte la obligación de adoptar medidas apropiadas (legislativas y de otro carácter) para eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país, en el ámbito educativo, laboral y en otras esferas de la vida económica y social, así como en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares.

Una particularidad para resaltar y que la distingue de otros instrumentos internacionales, es la visión total del problema del trato desigual y discriminatorio hacia la mujer, para atacarlo desde su raíz. En esta línea impone a los Estados el deber de adoptar medidas que tiendan a modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, a fin de desterrar prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres; a la par que mira en la educación -desde la familia- una vía para alcanzar este propósito, lo mismo que una comprensión adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos.

Ahora, con el fin de evaluar los avances en su aplicación por cada país, estableció el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Comité-CEDAW), compuesto por 23 expertos de gran prestigio moral y competencia en la materia, elegidos por los Estados parte entre sus nacionales.

A esta fecha, dos mexicanas han integrado este Comité, la Doctora Leticia Bonifaz Alfonzo (2021-2024) y la Embajadora Aída González Martínez (1982-1992, 1997-2004), quien lo presidió por el período 1999-2000.

A 40 años de su promulgación en nuestro país ha sido fuente para la expedición de importantes instrumentos normativos como las leyes generales para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; para incorporar la perspectiva de género y de interseccionalidad en el quehacer jurisdiccional y en general de todas las instituciones del país, y el fundamento para la adopción de múltiples acciones afirmativas en favor de la mujer , marcando un hito en la protección de los derechos de las mujeres a nivel mundial y en México.

Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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