La Secretaría de Marina es un pilar de la defensa y seguridad del Estado mexicano. En los últimos días hemos tenido información escalofriante de cómo el crimen organizado penetró hasta los más altos niveles de autoridad de esta institución.
Los sobrinos del ex secretario de Marina Rafael Ojeda, son acusados de complicidad directa con el negocio criminal de contrabando de combustible. El contraalmirante Fernando Rubén Guerrero, quien denunció este delito, fue asesinado un mes después de haberse reunido con el actual titular de Marina. Ahora, un capitán se suicida antes de ser investigado por recibir sobornos para garantizar la impunidad en el tráfico de fentanilo.
La política del ex presidente López Obrador de “abrazos y no balazos” terminó en un efusivo y cómplice apapacho entre miembros de la Armada de México y los operadores del crimen organizado.
Para defender el patriotismo y honor de las decenas de miles de integrantes de la Marina es necesario que el tío incómodo, el ex secretario de la dependencia, aclare si le avisó al presidente López Obrador del tamaño del delito que se cometía.
Alarmante que la delincuencia haya penetrado la Secretaría de Marina. Grave que el entonces secretario de la dependencia no se haya enterado de que sus sobrinos cometían actos ilícitos o, peor aún, haya sido cómplice de sus familiares. Si no se investigó por negligencia u omisión, es un caso que lleva a la absoluta impunidad.
Era tan evidente el crecimiento desbordado del huachicol fiscal, a costa de pérdidas multimillonarias para la Hacienda Pública, que en mayo de 2024, en el debate presidencial, advertí pérdidas por 700 mil millones de pesos durante la administración de López Obrador. La ahora presidenta aseguró, en ese momento, que se trataban de palabrerías.
Mi reconocimiento a la Fiscalía General de la República y a la Secretaría de Seguridad Pública que están realizando las investigaciones y detenciones correspondientes. Sin embargo, debe quedar claro que no pueden adelantarse y exculpar al exsecretario Ojeda.
Durante la conferencia de prensa, lo cobijaron aduciendo que desde hace dos años el Almirante se había acercado a la Fiscalía a informar de los “problemas al interior de la institución”.
Si en verdad lo denunció, ¿qué hizo la administración de López Obrador para detener este delito durante los últimos años de gobierno? ¿A quién protegió, el primer mandatario?
Es imposible pensar que el secretario de Marina no haya informado al titular del Ejecutivo sobre la denuncia que había hecho a la Fiscalía en torno al huachicol fiscal.
¡Qué razón tenía López Obrador, al afirmar que no hay negocio jugoso que se haga sin el visto bueno del presidente!
Comentario Final
Irresponsabilidad de López Obrador entregar la operación de aduanas a la Secretaría de Marina. Sin experiencia ni capacitación ni mecanismos de control para evitar el contrabando de combustible las convirtieron en la puerta de entrada perfecta para la corrupción.






