Durante el proceso electoral 2020-2021 pasamos por alto un hecho histórico: por primera vez, el Instituto Nacional Electoral (INE) condujo una prueba piloto para incluir a las personas que se encuentran en prisión preventiva en el proceso electoral. Esta prueba realizó luego de un minucioso proceso que se diseñó para crear la Lista Nominal de Electores de Personas que se encuentran en Prisión Preventiva. Según el informe del INE, ésta se conformó por 949 personas privadas de la libertad de los 5 Centros Federales de Readaptación Social que fueron seleccionados. De esta manera, del 17 al 19 de mayo se llevaron a cabo las primeras votaciones dentro de centros penitenciarios.

En colaboración con Marcela Recinos Avilés
 

Garantizar el derecho al voto a las personas en prisión preventiva era una deuda que se tenía pendiente. Desde la reforma al sistema de justicia penal de 2008, se introdujo el principio de presunción de inocencia para atender el abuso de la prisión preventiva. Sin embargo, actualmente casi la mitad de la población penitenciaria se encuentra sin sentencia y cumpliendo una condena anticipada. Para marzo de 2021, según el Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria Nacional, el 42.8% de la población penitenciaria se encontraba aún siendo procesada.

La situación para estas personas se complica aún más cuando se cree que el ingreso al centro penitenciario es el que le cancela sus derechos político-electorales, y no la sentencia que determina su culpabilidad. En ese sentido, la prueba piloto que realizó el INE es un primer paso para que se empiece a reconocer que mientras no se compruebe lo contrario, las personas que se encuentran en prisión preventiva siguen siendo inocentes y por ello nadie puede privarlos de votar y ser votados.

Permitirles votar también es una manera de darles voz en la toma de decisiones. Si vemos el tamaño de la población penitenciaria procesada en votos, las personas privadas de la libertad serán un segmento importante al que los partidos políticos tendrán que voltear a ver. Son votos con los que antes ninguno contaba y que ahora tendrán que ganárselos a través de propuestas que vayan orientadas a resolver las problemáticas que se viven dentro de los centros penitenciarios: hacinamiento, sobrepoblación, delincuencia, corrupción, mala atención médica y alimentación.

Si bien aún no se cuenta con los resultados de la prueba piloto y no podemos medir cuántas de las 949 personas que conformaron la Lista Nominal participaron en ella, es importante considerar que muchas de estas personas probablemente nunca han tenido ningún acercamiento con la política. Los centros penitenciarios han sido sinónimo de exclusión, por lo que se vuelve muy difícil para ellas estar familiarizadas con todo lo que está pasando allá afuera. De esta manera, el diseño de campañas para fomentar la participación y el voto informado dentro de los centros penitenciarios se convierte en una tarea necesaria para las futuras elecciones.

Sin embargo, el paso a seguir más importante será aprovechar y evaluar todos los datos que arroje la prueba piloto para que la Lista Nominal se vaya ampliando cada vez más. No se puede ver esto como un mero experimento, sino como una obligación y una deuda que tenemos con los miles de personas que se encuentran en prisión preventiva.


@wenbalcazar

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