“Le crees a él [a Rogelio Jiménez Pons], o me crees a mí”. Esta fue la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador , a la pregunta del periodista Ernesto Ledesma en torno a los polos de desarrollo contemplados en el proyecto Tren Maya (TM). Con asombro, escuchamos que el presidente señaló que los polos de desarrollo no tienen nada que ver con el TM (López Obrador, 17/09/20), porque una semana antes, el responsable del proyecto TM, había señalado en una reveladora entrevista realizada por Rompeviento TV (rompeviento.tv/71925-2/), que ya se tenían definidos seis polos de desarrollo, además de que en la página oficial del proyecto, se contemplan 19 polos de desarrollo (www.trenmaya.gob.mx).

Ante la respuesta, pareciera que existe una diferencia, entre el tren que concibe el presidente y el tren del responsable del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), que no es aislada. Por ejemplo, en las primeras infografías sobre el TM, se indicaba que el proyecto sería financiado 90% con empresas privada, y 10% con inversión pública (FONATUR, 2019). Sin embargo, a partir de la preocupación del presidente, se señaló que el tren sería financiado 70% con inversión pública, y el resto sería privado (El Financiero, 2/12/19), y después, se anunció que el gobierno federal financiaría 100% el costo del tren (López Obrador, 16/12/19). Esto significó que la propuesta inicial de FONATUR, no prosperó.

Aunado a esto, FONATUR (2019) planteó que los contratos para la construcción del tren , estarían bajo el esquema de una Asociación Pública Privada (APP), situación que implicaba enmarcarlos en la Ley de Asociaciones Público Privadas, que había sido profundamente criticada por la oposición (que hoy es gobierno) durante su aprobación en el gobierno de Felipe Calderón, al señalar que ahondaba la privatización de los servicios públicos (Senado de la República, 2011). No obstante, nuevamente en una conferencia de prensa, en diciembre de 2019, se expresó que no habría APP, ya que esto implicaba un endeudamiento.

Además de esto, durante casi dos años, FONATUR ha manejado que los ejidatarios y pequeños propietarios serán incorporados como socios al proyecto, mediante un fideicomiso, FIBRA Tren Maya, que cotizará en el mercado de capitales en el sistema financiero. Pero, recientemente, el presidente indicó que “no hay fideicomisos, no se van a crear” en el TM (López Obrador, 7/09/20). Así, queda la duda, porque la inmensa mayoría de los mexicanos no tenemos acceso a la información estratégica, si los fideicomisos continuarán, o nuevamente la propuesta de FONATUR, será modificada.

Y no hay que dejar de mencionar que pese a que FONATUR declaró, que se encontraba negociando con BlackRock , a fin de llegar a un acuerdo, y que sería esta administradora de activos, la que construiría el tramo cinco del tren (fue la única propuesta licitante), un día después de que el presidente comentó que “BlackRock tiene fama de abusar” (López Obrador, 7/09/20), fue rechazada la propuesta de que este grupo financiero.

Además de esto, contrario a la propuesta inicial de FONATUR, donde el tren sería un negocio prácticamente privado, recientemente el presidente apuntó que el TM es una empresa pública, y que “es propiedad del pueblo de México” (López Obrador, 17/09/20). Y contrario a la declaración del responsable del proyecto, en una reunión ante empresarios, a quien les dijo que las estaciones y los polos de desarrollo, serían financiados totalmente con inversión privada, el presidente, indicó que el dueño de las estaciones será “el pueblo, la gente, son empresa públicas” (López Obrador, 2020).

Entonces, ¿de qué Tren Maya estamos hablando, de un tren público, para el pueblo, o de un tren privado, que financiarizará el territorio con las FIBRAS, y que buscará, como fin, el lucro?

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