Le dicen el Faraón , pero quizá habría que elevarle la categoría al nivel de Horus , Anubis , Isis y otros dioses del panteón egipcio.

está jugando a un nivel que no tiene otro futbolista en la Premier League y Europa en este momento. Las últimas exhibiciones del delantero del Liverpool han sido dignas de elogio y admiración. Ningún análisis puede resistirse al rendimiento de cara al arco y las oportunidades generadas. En Anfield , el estadio del Liverpool , debieran considerar colocarle una efigie o un obelisco. El arquitecto debe ser Jürgen Klopp , y el ingeniero de obra, Roberto Firmino . Déjenme explicarlo.

En la Premier League , durante la pretemporada y la ventana de transferencias del verano, muchos equipos movieron sus piezas y desembolsaron millones de dólares para fortalecerse. Y el equipo rojo fue muy discreto, comparado con lo que hicieron Manchester City , Manchester United o Chelsea . Se fueron Xherdan Shaqiri , Marko Grujic , Georgino Wijnaldum , Harry Wilson , Taiwo Awoniyi , y al menos seis jugadores cedidos.

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Los que llegaron fueron pocos. Lo más relevante fue la contratación de Ibrahim Konaté , más los regresos de Takumi Minamino , Loris Karius y Harvey Elliot . Hay que recordar que a este equipo lo dirige Klopp , con 61% de victorias, y sabe lo que hace. Ha puesto nuevamente a los jugadores en un nivel altísimo y muestra de eso es Firmino como “falso 9”. Es un generador de espacios y caminos para transitar. Es fantástico verlo moverse.

Es futbol asociación, y el gran beneficiado ha sido Salah . En la construcción de esa esfinge hay que considerar también a otros que le ayudan al arquitecto. Y han sido los otros refuerzos de los que poco se habla; por ejemplo, los especialistas/entrenadores de saques de banda. Sí, entrenan los saques de banda. Y también, durante la pretemporada, contaron con la presencia de los coaches mentales Niklas Hausler y Patrick Hantschke .

Su empresa, neuro11, trabaja para ayudar a los jugadores a controlar su mente y encontrar lo que describen como el “estado mental óptimo”. Los futbolistas del Liverpool lanzaban tiros libres y registraban su actividad cerebral para calcular el índice de actividad neuronal. Posteriormente, adaptaron los entrenamientos para que aprendieran a controlar la mente. Es decir, los mejores refuerzos para el equipo estuvieron lejos del mercado de transferencias.

Contrataciones clave, mejoras en los entrenamientos, manejo de las relaciones humanas y una idea clara que pueda ser ejecutada, nos están permitiendo ver a un Liverpool que incluso sus aficionados no pensaban ver. Gracias a EL UNIVERSAL Deportes por permitirme compartir mis reflexiones y opiniones sobre el mundo del deporte. Espero que podamos sincronizar estos pensamientos.

@vic

 
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