Nuevo León, uno de los estados más relevantes para el país, al menos desde el punto de vista económico, será gobernado por un político joven, quizás el primero en hacer una campaña basada primordialmente en redes sociales. No niego el apoyo que algunos medios dieron a Samuel García, pero adjudicarles a éstos su triunfo impediría ver los logros de su campaña. García empezó la carrera a la gubernatura en un lejano cuarto lugar y paulatinamente, impulsado un poco por los tropiezos de los otros candidatos, otro poco por su campaña tiktokera y a pesar de sus propios escándalos, alcanzó el mayor número de votos para gobernar el tercer estado con mayor relevancia económica del país.

A muchos mexicanos les decepcionaron los candidatos por lo que tendrían que votar en las elecciones del fin de semana. Ninguna opción me representa. No hay propuestas. Son los mismos de siempre, solo cambian de partido o brincan de puesto en puesto. Se percibía un ánimo de frustración por los malos resultados en prácticamente cualquier ámbito de la actual administración, considerando el manejo terrible de la pandemia, y esa frustración solo se incrementaba al ver las opciones disponibles.

Salvo algunas excepciones, vi en su mayoría candidatos reciclados. En los cargos que correspondían a mi distrito los candidatos punteros eran políticos de siempre; había quienes ya habían sido candidatos a la presidencia, o ya habían ocupado encargos como diputados, senadores o alcaldes. Mucha experiencia, pocos resultados. Voté con mucho ánimo de participar en la democracia de mi país, pero francamente con pocas expectativas.

¿Dónde están los candidatos jóvenes con ganas de cambiar las cosas? ¿Dónde están las ideas nuevas y la energía contagiosa? Hay 20 millones 415 mil 96 mexicanos que tienen entre 20 y 29 años y casi 11 millones en el grupo quinquenal previo, el de 15 a 19 años. Todos sabemos que vendrán cambios al mercado laboral, no únicamente derivados de los nuevos empleos y la gig economy; los avances tecnológicos, la automatización y el trabajo a distancia harán que esos millones de mexicanos enfrenten retos muy distintos a los que han vivido los políticos que nos gobiernan.

¿Dónde están los políticos jóvenes que deberían entender esos cambios y que tendrían que saber que el sistema de pensiones actual simplemente no será el adecuado para la sociedad en solo unos cuantos años? ¿Sabrán que las ciudades que pretenden gobernar cambiarán rápidamente y que tendrán que responder a necesidades ambientales, sanitarias y energéticas distintas? ¿Podrán hacerlo o se anquilosarán en el rol del político eterno como los candidatos que vimos en estas elecciones intermedias? ¿Estarán los partidos políticos dispuestos a darles cabida?

TikTok puede ser una gran vía para conectar con ciertos grupos poblacionales, incluyendo ese que no pudo votar en estas elecciones, pero que estará listo para hacerlo en el 2024. Las redes sociales serán el conducto para que los candidatos aborden a estos jóvenes que pasan gran parte de su día pegados a un dispositivo y será su obligación darles contenido. Las campañas en redes seguirán ahí, pero deberían de contener algo más allá de bailes ridículos, gente saliendo de ataúdes o conversaciones sobre tenis fosfo-fosfo.