El próximo 03 de noviembre serán las elecciones en los Estados Unidos; ya han emitido anticipadamente su voto millones de norteamericanos por uno de los dos titanes, por una parte, Donald Trump (candidato republicano) y por la otra Joe Biden (candidato demócrata).

La participación ciudadana de los norteamericanos ha sido muy copiosa, cerca de más de 100 millones, como se señalaba en líneas anteriores han votado incluyendo con el voto por correo (U.S. Election Project), lo cual demuestra el interés de los ciudadanos norteamericanos en participar.

Antes del cierre de las elecciones el gobierno de Donald Trump ha realizado dos movimientos claves: la acusación del Departamento de Justicia contra el oráculo tecnológico y monopólico “Google” y el otro, el pasado lunes, los republicanos en el senado de Estados Unidos confirmaron a Amy Coney Barrett ante la Corte Suprema.

Los demócratas pretendieron bloquear a la nominada jueza, insistiendo en que fuera el triunfador de las elecciones presidenciales quien designará a la vacante que dejó la jueza Ruth Bader Guinsburg.

La movilización de los afroamericanos tras la muerte de George Floyd y las protestas del Black Lives Matter, estas últimas en Filadelfia, pueden cambiar el mapa político de Estados Unidos. En el último debate no hubo ni ganadores ni vencidos. Al menos según casi todos los comentaristas, que elogiaron el tono moderado.

Lo demostrado por parte de Donald Trump en el último debate presidencial con Joe Biden ha sido muy distinto con respecto al primero: mesurado, sereno, respetuoso con la palabra y tolerante con el formato del debate.

Trump no puede darse el lujo de no aprovechar a casi un 10% de norteamericanos que votaron en estados claves como Florida, Ohio, Pensilvania y Arizona, quienes todavía no han decidido por quién hacerlo.

Sea quien fuere el próximo presidente, necesita a un vecino como México, y que gane con el que mejor le vaya a México.

Abogado y activista, maestro en Ciencias Penales. @UlrichRichterM

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