No está en Wikipedia, a pesar de que la enciclopedia digital se alimenta con el trabajo de personas interesadas en los temas que allí se publican, y entre los autores encontramos mujeres y hombres activistas por los derechos, la legalidad justa y la democratización de la vida nacional. La ausencia del tema habla tanto de aquellos días como de estos.

Tampoco está entre las letras de la historiografía de pared y teleprompter.

Elisa Acuña Rosseti nació en Real del Monte, Hidalgo, en una familia liberal, en el mundo liberal de Pachuca y sus alrededores alimentado de masones, periodistas, obreros, profesionistas, maestros y técnicos. Así, “el mundo”, en masculino. Ella fue liberal y maestra primero; y socialista y zapatista después. Pero allí, en su formación y lucha, no encontramos el tema.

No encontramos referencia tampoco en las noticias de las penurias de la vida revolucionaria, ni entre las nueve muertas en 1911, que participaron en la manifestación en la colonia Santa Julia, del Distrito Federal, por los derechos de las mujeres frente al gobierno del dictador y asesino Victoriano Huerta. ¡Inmenso valor frente a una represión tan segura como bárbara! Marcha de la cual fue organizadora y participante.

Por la cárcel de Belén tenemos noticia de lo difícil de la vida. Del hacinamiento, de las dificultades para hacer del baño, comer y dormir de ella y de quienes acompañaron su estancia en el lugar desde 1904 en que estuvo presa. Pero el tema quedo entre las paredes de ese inmueble y desapareció con la destrucción del mismo que, a modo de exorcismo y reforma urbana el gobierno revolucionario efectuó en 1933.

En el club Ponciano Arriaga, en el Club Liberal Mexicano y el partido Liberal Mexicano (en los cuales formó parte de la dirección), en el Club Antirreeleccionista Redención o la organización Socialismo Mexicano se notaron y anotaron su participación, pero de ello no se dijo nada.

En las páginas de las publicaciones feministas Vesper y Fiat Lux, en La Guillotina, El duende de Veracruz, Excelsior y Nueva Era apareció como organizadora y autora, pero del tema no se leyó. En el Consejo Feminista Mexicano, la Liga Panamericana de las Mujeres, las misiones culturales y la Biblioteca Nacional fue figura sin que figurara nuevamente el tema.

“El tema” no tendría por qué ser conocido, sino formar parte de la vida privada de la revolucionaria, intelectual y periodista. Solamente en tanto ella misma así lo decidiera. Pero en realidad, forma parte de los derechos negados y sufrió por ello, razón para qué no quede en la obscuridad.

Lo trajo a la luz Claudio Lomnitz, biógrafo de Ricardo Flores Magón. Revolucionario consecuente, mártir y organizador de la oposición a Porfirio Diaz, Flores Magón fue figura luminosa, murió en el exilio, y en el exilio expulso a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza y a Elisa Acuña Rosseti por sostener una relación amorosa entre ellas. Hombre de su tiempo, aquí subrayamos hombre y tiempo, dispuesto a dejarlo todo por la causa, le preocupaba la relación afectara la imagen del movimiento. En San Antonio, Texas, ese fue el motivo para apartar a las dos mujeres que siguieron su camino. Proscritas por el regimen, también lo fueron del movimiento que ayudaron a organizar.

Zapatistas y constitucionalistas la acogieron luego. Todavía falta un trecho para reconocer la entrega y la vida de la compañera Acuña y Rosseti. También de Elisa y con ella de otras mujeres que como ella les es negado vivir en paz con sus amores, los que quieran y decidan a lo que tienen derecho.

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