¿Cuál es la habilidad profesional más importante para la próxima década? El aprendizaje intencional, la capacidad de adquirir conocimientos y destrezas nuevos de manera continua.

El aprendizaje formal representa sólo un pequeño porcentaje de los conocimientos y competencias que un profesional necesita a lo largo de una carrera. Las experiencias e interacciones cotidianas, en cambio, ofrecen enormes oportunidades de aprendizaje, pero solo si se vive cada momento como una oportunidad de aprendizaje.

Cada experiencia, conversación, reunión y misión conllevan una oportunidad para desarrollarse y crecer. Esa es la mentalidad de crecimiento.

Ahora, ésta puede generarse a través de acciones diversas. Una crucial es establecer metas u objetivos concretos. Es decir, ser específico y explícito sobre lo que se quiere lograr, pero también tomar el tiempo para articular por qué este objetivo es importante. Puede ser por curiosidad epistémica como se le llama a la diversión por aprender y que se emplea en el 20% de los casos, o tener un beneficio pragmático en el 80% de las metas que trazamos.

Una poderosa técnica de aprendizaje deliberado es disfrutar y aprender de cada oportunidad. En lugar de dejar que cada experiencia se desperdicie, conviene establecer metas con la mentalidad de crecimiento continuo.

El aprendizaje intencional, asimismo, también implica una cuidadosa auto evaluación y planificación del modelo operativo personal. Es decir, la manera en la que se asignan prioridades, roles, tiempo, recursos y energía. Es establecer si las elecciones que realizamos corresponden a nuestros objetivos o nos desvían de éstos.

Ser consciente del momento, por otra parte, es una acción crucial para minimizar las distracciones del entorno y administrar la energía. Se trata de una acción trascendental en el aprendizaje y en el trabajo en sí. Implica eliminar distractores y focalizar en acciones y resultados concretos.

Al mismo tiempo, conviene experimentar a lo largo del camino y ser flexible en la adopción de nuevas estrategias para trabajar y aprender. Nada es inamovible ni funciona por siempre. Conviene probar otros métodos, enfoques y estrategias. Incluso, combinar de manera distinta recursos y acciones.

La retroalimentación no debe olvidarse. Es un factor para impulsar las oportunidades de aprendizaje. Se trata de datos recopilados para ayudar a mejorar, pero al final cada uno tiene el control de qué hacer con ellos.

Vale remarcar que en el aprendizaje intencional es conveniente buscar expertos. La experiencia se compone de habilidades matizadas y un experto tiene la capacidad de dar ideas que otros que carecen de las destrezas cotidianas no podrían formular.

Falta ahora mencionar la práctica deliberada. Es un componente sustancial del aprendizaje. Esto porque todas las habilidades de comportamiento se construyen al intentar, fallar, refinar el enfoque y volver a intentar.

¿Se puede aprender a aprender en las aulas? Es posible que se logren establecer cimientos importantes de comportamiento, pero algunas son inherentes a cada futuro profesionista, como la metacognición o capacidad de reflexionar y dirigir el propio pensamiento. Esto juega un papel crítico en todas las tareas cognitivas, incluida la capacidad de aprender de las situaciones y reducir la barrera de una persona para el cambio.

El aprendizaje intencional, en suma, es la única habilidad que permitirá la vigencia de nuestros profesionistas dentro de una década y más. Es la cimiente de la reinvención que todos debemos abrazar.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

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