Teófilo Benítez Granados

Amplia brecha educativa en México

Hay falta de confianza en que el esfuerzo invertido en largos años de educación mejore efectivamente las oportunidades de éxito en el ámbito laboral

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02/02/2024 |09:14

La investigación académico científica enfrenta graves problemas en México.

Aunque se trata de un medio para desarrollar soluciones y transformar la realidad social, se invierte el 0.47 y uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la investigación. Finlandia, en cambio, destina el 3.96 por ciento, Japón 3.44 Estados Unidos 2.79 por ciento.

Otros países que gastan considerables recursos en investigación son Israel, Suecia y Corea del Sur, que canalizan entre cuatro y cinco por ciento del PIB:

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Por ello, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) recomendó a México mejorar el sistema de innovación. Propuso que debería existir una mejor coordinación entre las secretarías de Estado y las agencias responsables de la elaboración y aplicación de las políticas educativas y de investigación.

En México la mayor parte de la investigación se realiza en las universidades. En general las investigaciones las realizan las instituciones de educación superior auspiciadas por el Estado. Sólo unas cuantas son de carácter particular y entre éstas se carecen de institutos especializados

Como un reflejo del escaso nivel de inversión en investigación, sobre todo en ciencia y tecnología, es de sólo el 7.6 por ciento de las patentes gestionadas en nuestro país son gestionadas por mexicanos. En Estados Unidos la proporción es de 50 por ciento de patentes gestionadas por sus nacionales.

Por otra parte, en México, aunque se alcancen niveles de escolaridad más altos no garantiza que los estudiantes tengan la posibilidad, una vez graduados, de incorporarse congruentemente al mundo del trabajo según el perfil profesional adquirido.

Esto habla de manera elocuente de la falta de vinculación entre la educación superior y el mercado laboral.

México requiere que todos los jóvenes que así lo decidan tengan acceso a educación superior de calidad de acuerdo con sus aptitudes. Asimismo, que los contenidos educativos responsan a las características que demanda el mercado laboral.

Una de las razones que explican la baja matriculación de alumnos en el nivel superior, además de su correspondiente alto nivel de deserción, agudizado por la pandemia mundial de COVID-19, consiste en la falta de confianza en que el esfuerzo invertido en largos años de educación mejore efectivamente sus oportunidades de éxito en el ámbito laboral y se traduzca en un aumento significativo en su nivel de ingreso.

Otra explicación se refiere a la necesidad de los jóvenes y de sus familias para obtener recursos económicos desde temprana edad. No existen suficientes programas que faciliten el ejercicio simultáneo de estudio y trabajo, particularmente entre los 15 y los 29 años, etapa del desarrollo en el que numerosos mexicanos, en su mayoría varones, abandonan sus estudios para trabajar.

Aunque en México, en los últimos años se implementan adelantos tecnológicos en los diversos ámbitos de la sociedad y del quehacer productivo, el desarrollo es desigual y diferenciado. Existen ciudades donde ya se practica con cotidianeidad casi cualquier adelanto en la comunicación, el entretenimiento, la producción y, por supuesto, la educación. Pero por otro lado existen comunidades aisladas que demandan un acceso a todas esas variables.

El acceso a los medios tecnológicos y a un mejor proceso educativo abre la puerta a que paulatinamente haya un mejor reparto de la riqueza y, cuando menos, el acceso a un empleo digno con una remuneración regular.

Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)