La situación migratoria que enfrenta México, en su doble papel de país emisor y receptor de migrantes, se ha convertido en un punto crítico en el panorama geopolítico regional. La migración en América, particularmente entre Canadá, Estados Unidos, México y América Central, es un fenómeno que cobra cada vez más importancia en la agenda global.

El aumento del número de migrantes en México y a través de su frontera con EE.UU. alcanzó niveles récord en 2023. El Instituto Nacional de Migración de México emitió un número récord de documentos de regulación migratoria, pero aún resulta insuficiente ante la magnitud del fenómeno. Los migrantes enfrentan desafíos significativos, como la inseguridad económica y la exposición a la violencia y la discriminación, tanto durante su tránsito como en las comunidades de acogida. Recientemente, México en el 78 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, instó a la comunidad internacional a "humanizar la migración". ¿Cómo puede México, al enfrentar un récord de 2,24 millones de migrantes buscando el sueño americano en 2023, gestionar este flujo de manera que respete la dignidad humana y al mismo tiempo atienda las preocupaciones de seguridad y económicas?

La contribución de los migrantes a las economías receptoras es significativa. Por ejemplo, en Estados Unidos, los migrantes aportan más de 500 mil millones de dólares en impuestos, un dato que resalta su importancia económica. México, por su parte, está trabajando para ofrecer trabajo y condiciones sociales que faciliten la integración de las personas en movilidad, buscando poner fin a la persecución de migrantes. Estamos ante un "fenómeno migratorio sin precedentes", que debe ser abordado desde sus causas estructurales. La idea de humanizar la migración implica considerarla como una opción y no una obligación, asegurando que sea segura, ordenada y regular. Este enfoque reconoce la interdependencia global en asuntos de migración, donde todos los países, especialmente los receptores, tienen un rol crucial.

El enfoque de México hacia una gestión migratoria más humana y colaborativa es un modelo es complejo de aplicar particularmente en caso de EE.UU. como un país receptor. México, a pesar de desempeñar un papel crucial, especialmente durante la administración de Donald Trump, ha sido injustamente señalado como único responsable en el fenómeno de la migración ilegal.

En EE.UU, la migración se ha convertido en un tema que ha promovido la discriminación hacia la comunidad latina en Estados Unidos desde antes. Culpar exclusivamente a México no ha sido justo, ya que este es un problema que requiere colaboración internacional.

El enfoque propuesto por parte de México, en lugar de enfocarse únicamente en la seguridad y el control de fronteras, se requiere un enfoque más integral que aborde las causas de la migración y ofrezca oportunidades reales de integración en las sociedades de acogida.

En el contexto de elecciones en EE.UU., el flujo de migrantes ilegales desde América Central, a través de México, podría tener implicaciones políticas a largo plazo, beneficiando potencialmente a los demócratas en futuras elecciones. México, como puente entre América Latina y Estados Unidos, tiene un papel crucial en la gestión de la migración regional. Sin embargo, ¿puede el país equilibrar su responsabilidad hacia los migrantes con las presiones políticas y de seguridad, especialmente en el contexto de las elecciones en EE.UU., donde la migración ilegal se ha convertido en un tema políticamente cargado en el año 2024?

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