El potencial triunfo de Joe Biden en las elecciones de Estados Unidos se ha tomado con un gran entusiasmo alrededor del mundo. Un entusiasmo justificado luego de 4 años de un gobierno que inició dando tumbos y termina pateando la casa y azotando la puerta. Sin embargo, hay algo muy importante a tener en claro ahora que Donald Trump abandone la Casa Blanca, el movimiento que inició no terminará con él.

Donald Trump ganó las elecciones de 2016 luego de haber dado luz a un enorme segmento de la sociedad norteamericana que por décadas había estado en el olvido. Ese grupo social puede dividirse en dos, aquellos que votaron por Trump como un voto antisistema y aquellos que votaron por Trump porque su discurso les representa.

El voto antisistema no es una novedad. Muchas sociedades lo han vivido y buena parte de la sociedad norteamericana se expresó en ese sentido en 2016. Muchos de ellos volvieron a hacerlo en este 2020. Una buena parte de la sociedad que ha sido abandonada y dejada en el olvido. Que ha visto el lado más negativo de la globalización, la salida de empresas, la pérdida de empleos, el derrumbe de su economía y el fin de su “sueño americano”.

Son ciudadanos molestos con las élites, que han vivido en carne propia el derrumbe económico debido a los fraudes financieros, que ha visto la cara menos amable del libre comercio y ha transformado su sociedad en una distinta a la que vivieron sus padres. Grupos de personas que encontraron en el millonario, una figura y un discurso acorde con su propia idea de lo que significa y debe significar Estados Unidos.

Otra parte de los votantes que dieron el triunfo a Trump eran aquellos silenciosos ciudadanos que añoran volver al status quo de hace muchas décadas atrás en que las mujeres, los migrantes y los negros ocupaban otros espacios no preponderantes. Hombres y mujeres que usualmente no hubieran votado, cuyas ideas acerca de la migración, el racismo, el aborto y otros temas, se tomarían por añejas, rancias en una sociedad que presumía valores progresistas y liberales. Quizá demasiado progresistas para un grupo de la sociedad mucho más conservador.

Con Trump, fue posible expresar lo que sólo se podía decir “bajito”. Las expresiones anti migrantes, racistas, misóginas e intolerantes dejaron de ser mal vistas pues se manifestaban en público, el presidente lo hace, sus seguidores también. Trump abrió la puerta para que los radicales pudieran sentirse a sus anchas, para que dejaran de ocultarse por decir lo que piensan y sienten.

Donald Trump destapó una caja de Pandora con voces que difícilmente se volverán a quedar calladas. Trump obtuvo 70 millones de votos y eso es algo que no puede desestimar el siguiente gobierno. El hecho de que a pesar de sus enormes deficiencias esos millones siguen viendo algo en el es preocupante, particularmente porque eso que ven va en contra de muchos temas que el próximo gobierno de Biden ha mantenido como bandera de campaña.

El reto para el próximo gobierno de Biden si lo que busca es reunificar a la sociedad será lidiar con ese enojo, con la violencia y, sobre todo, con el arrojo que les dio tener un presidente de su lado, sin embargo, lograrlo parece una labor titánica imposible de lograr en un periodo presidencial de 4 años. Trump los dejó salir pero la salida de Trump de la Casa Blanca no los devolverá a la penumbra.

Twitter: @solange_

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