Con sus montañas cubiertas de nieve y sus paisajes helados, Groenlandia es uno de los destinos menos conocidos en el mundo. Con sus 60,000 habitantes y un clima que puede bajar hasta los 40 grados bajo cero, esta enorme isla se aleja de las portadas de los diarios y medios de comunicación.

Sin embargo, debido al cambio climático, sus paisajes Árticos y hielos eternos han disminuido drásticamente dejando al descubierto grandes planicies de terreno verde e inexplorado.

Esta tierra, alguna vez habitada por vikingos, se está convirtiendo en el epicentro de una lucha geoestratégica tanto por obtener los raros minerales ocultos debajo de la superficie y que ahora son asequibles debido al deshielo, como por el dominio de las nuevas rutas marítimas que, también debido al deshielo, harán posible abrir nuevas rutas comerciales para conectar a Asia con Europa en la mitad de tiempo.

La mina Kvanefjeld es uno de los depósitos de minerales raros más grande del mundo, entre ellos el uranio. El proyecto respaldado por una compañía china (aunque bajo bandera australiana) busca obtener minerales difíciles de encontrar pero cuya demanda ha aumentado de manera exorbitante pues son esenciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, baterías de vehículos eléctricos y armamento.

La negativa de una parte de la población llevó, a principios de este año, a la caída del gobierno de coalición y a la convocatoria de elecciones anticipadas. Elecciones que se llevaron a cabo hace un par de días y en las que resultó ganador el principal partido de oposición, adjudicándose el 37% de los votos.

El Partido Inuit Ataqatigiit es un partido con un enfoque indígena, ambiental y que se ha pronunciado abiertamente en contra del proyecto minero por los grandes impactos ambientales, la contaminación y los desechos tóxicos que se prevé puede llegar a generar la mina de llevarse a cabo su construcción. Sin embargo, es de destacar que el porcentaje alcanzado por este partido de izquierda, es insuficiente para formar gobierno por lo que requiere lograr un acuerdo de coalición para lograrlo.

El partido que gobernó las últimas décadas, el Siumut, quedó en segundo lugar y con ellos el proyecto minero que prometía generar empleos y divisas que podrían darle a la isla la posibilidad de lograr un sueño anhelado por muchos de los habitantes, la independencia de Dinamarca.

Hay que subrayar, sin embargo, que este no es el fin del o los proyectos mineros, no olvidemos que además de China hay otros países interesados en los recursos del subsuelo ártico, entre ellos Estados Unidos, que el año pasado incluso ya concedió a Groenlandia un paquete de “ayuda” por 12.1 millones de dólares para proyectos relacionados con el turismo, la educación y, si, adivinaron la extracción de materias primas.

Lamentablemente para los groenlandeses, y para todos nosotros, la demanda por metales raros sigue creciendo y la oferta es cada vez más escasa y por tanto la presión internacional seguirá creciendo. Los groenlandeses han mostrado con su voto, sus prioridades, habrá que estar atentos a lo que ocurra ahora. El triunfo de la oposición hace pensar que, al menos de momento, esos proyectos estarán detenidos y Greenland, Tierra Verde, como la bautizó hace más de 1000 años Erik el Rojo, podrá seguir siendo verde todavía por un tiempo.

Twitter: @solange_

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