Han pasado dos años desde que AMLO fue electo presidente de México. Durante la campaña que lo llevó a ocupar el cargo prometió vender el avión presidencial, un símbolo del poder económico y la corrupción del sexenio de Peña Nieto y del resto de presidentes en México. Un símbolo de todo lo que supuestamente no sería el gobierno de López Obrador. Un símbolo que hoy se ha convertido en la cortina de humo favorita del hoy presidente de México.

Frente al desastre económico que ya comienza a sentirse en México, y al desastre en que se ha convertido el manejo de la crisis sanitaria en el país que ya contabiliza, con números oficiales, más de 45,000 decesos y más de 408,000 casos confirmados (sin considerar los miles de fallecidos y contagios que incluso las autoridades de salud han tenido que confirmar) el símbolo se ha convertido en cortina de humo, en factor de distracción.

Al más puro estilo de los demagogos, López Obrador cambió la cita habitual de su mañanera en Los Pinos para trasladarla a un lugar que, esperaba, volviera a despertar el enojo, la indignación contra “los corruptos de otros gobiernos”. La demagogia se define como una “degeneración de la democracia , consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”. Los demagogos evocan sentimientos, sobre todo, nacionalistas; se hacen las víctimas y acusan a todos, muchas veces con mentiras repetidas hasta la saciedad, o hasta que se convierten en creíbles. Los demagogos usan símbolos que aprovechan para ganar la empatía de la gente.

El lunes a las 7 de la mañana, López Obrador, haciendo uso de la artimaña favorita de los populistas, decidió hacer a un lado las mayores preocupaciones de los mexicanos y centrarse en un tema que a nadie el interesa ya. La venta/rifa de un avión que no se venderá ni rifará porque no se puede. Desde el hangar presidencial, los periodistas que cubren las “mañaneras” fueron testigos de uno de los espectáculos mas deprimentes que ha representado el gobierno actual.

Luego de un serio bajón en su popularidad, López Obrador hizo un desesperado intento por ganar la atención de los medios y de la gente. Volver a usar el recurso del avión. La pretendida rifa, que lleva 25% de boletos vendidos a menos de dos meses de que se lleve a cabo. El avión-símbolo de todo lo malo de otros tiempos. El avión-tapadera de la pésima gestión de los tiempos actuales.

Sin embargo, la demagogia tiene un fin. Cuando los discursos y la retórica vacía se unen a la falta de resultados concretos, la gente se da cuenta de que ha sido utilizada y manipulada. La falta de resultados y los enormes tropiezos de la administración de la 4T son tan evidentes que será muy difícil, como lo muestran las encuestas, que la popularidad de AMLO se mantenga como estaba hasta hace tres meses. Con todo, el avión parece haber pasado a segundo término en interés. Quizá todos estos elementos juntos, labrados por el propio López Obrador, se conviertan en el factor, para su caída.

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