“Por la vía democrática la transformación que Brasil quiere no ocurrirá al ritmo que deseamos… si es que ocurre. Solo veo todos los días la rueda girando alrededor de su propio eje y los que siempre nos dominaron nos siguen dominando de maneras distintas”.

La frase que fue publicada por Carlos, hijo del actual Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro , ha generado protestas en todo el país sudamericano, atormentado por los incendios en la selva amazónica que parecen no tener fin.

En política muy pocas cosas ocurren por casualidad. Una frase tan fuerte, con tanto significado, no fue emitida al azar sino con el objetivo abierto de probar la respuesta de los ciudadanos, de poner en el foco de la atención un tópico que rápidamente puede volverse una bola de nieve.

Históricamente, criticar la democracia desde la democracia ha sido parte fundamental de su evolución, de su transformación y adaptación social. La democracia no es, ni debería ser, un concepto fijo sino flexible, adaptable a los cambios sociales pero siempre manteniendo principios básicos y, eso sí, inamovibles.

El desmantelamiento de muchas democracias ha pasado por la fase de señalar todas sus falencias pero no reconocer sus virtudes. Acusarla de ser la causa principal de todos los problemas de una sociedad es una salida fácil que, en el largo plazo, no ayudará a resolverlos. Es, sin embargo, un discurso muy atractivo que permite un acercamiento con aquella parte de la sociedad en desacuerdo o insatisfecha con la propia democracia.

La frase del hijo de Bolsonaro va en ese sentido precisamente, en el de sembrar la duda entre la ciudadanía sobre la supuesta “insuficiencia de la democracias”, en acusarla de ser un mecanismo que impide el avance de los cambios que el gobierno de su padre pretende llevar a cabo.

Por supuesto poner bajo la lupa esas propuestas, debatirlas y cuestionarlas toma tiempo. Votarlas en la rama legislativa puede tomar aún más tiempo y eso parece no gustar a quienes aseguran ser poseedores de una verdad absoluta. Sin embargo, habría que recordarles a éstos que, en democracia, no existen verdades absolutas ni soluciones únicas. Por suerte para todos, la participación y la representación permiten que la sociedad no se quede fuera de esa toma de decisiones.

Acusar a la democracia de ser la causante de todos los problemas sociales es, una mentira disfrazada de verdad que, lamentablemente, ha permeado, entre los ciudadanos de muchos países del mundo. Teniendo en cuenta las precedentes declaraciones de Bolsonaro padre a favor de la dictadura, las declaraciones de su hijo no pueden pasar desapercibidas.

La frase también es peligrosa por la persona que la emite. Siendo uno de los hijos de Bolsonaro, es poco probable que no tenga un interés final, el de inflamar más los ánimos entre la gente. Y esto último puede constatarse un poco al ver los comentarios vertidos tanto en redes sociales como en diversos medios donde el ala más dura de quienes apoyan a Bolsonaro hoy le reclaman seguir actuando bajo la égida democrática en lugar de tomar decisiones “más rápidas” –y autoritarias habría que añadir.

Para cerrar con broche de oro, Carlos Bolsonaro respondió a las críticas a su publicación acusando a la prensa de “escoria”, “basura” y otros tantos adjetivos. Tristes páginas se escriben cada día en la historia del gigante sudamericano… y las que están por venir.

Twitter: @solange_

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