Solange Márquez

¿Amenaza de una invasión?

Columnista Solange Márquez. Foto: EL UNIVERSAL
08/08/2025 |16:10
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autor de OpiniónVer perfil





Donald Trump ha dado una orden sin precedentes recientes: instruir al Pentágono para emplear a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos contra cárteles de la droga, catalogados como organizaciones terroristas desde febrero de 2025. ¿Qué significa esto para México? ¿Estamos ante la amenaza de una invasión a gran escala o de operaciones puntuales?

Una invasión con despliegue masivo de tropas y ocupación territorial parece improbable por sus enormes costos políticos, diplomáticos y económicos. Sería interpretada como un acto de guerra, con consecuencias devastadoras para la relación bilateral y para otros países de América Latina. Según el secretario de Estado, Marco Rubio, el plan abarca cárteles y crimen organizado desde Venezuela hasta México, pasando por Ecuador y Guatemala, aunque sin mencionar a El Salvador. En México, una acción así chocaría con la narrativa nacionalista del gobierno de Claudia Sheinbaum, quien ha rechazado cualquier presencia militar estadounidense. Aunque su declaración suena firme, la realidad es más compleja: su administración ha cedido a múltiples exigencias de Washington en materia de seguridad, como el despliegue de 10 mil efectivos de la Guardia Nacional para combatir el narcotráfico.

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Entonces, ¿qué busca la Casa Blanca? El escenario más probable apunta a acciones militares selectivas: ataques con drones, incursiones de fuerzas especiales o golpes quirúrgicos contra líderes e infraestructura criminal. Este modelo, inspirado en tácticas antiterroristas, promete rapidez y precisión. Sin embargo, los riesgos son significativos. Por un lado, estas operaciones podrían desencadenar represalias de cárteles que, armados con equipo militar y entrenados por excomandos, han demostrado su capacidad para generar caos, como en la “Batalla de Culiacán” de 2019. Por otro, la eliminación de líderes podría fragmentar a los cárteles en células más violentas, incrementando la inestabilidad en regiones ya castigadas por la violencia, un fenómeno que México ha padecido tras capturas de líderes criminales en administraciones anteriores.

Estas acciones tensarían la relación bilateral. Aunque México ha permitido vuelos de vigilancia de Estados Unidos, la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2025, sin explicación oficial desde Washington, ya ha provocado fricciones. Sheinbaum ha exigido una aclaración y ha reiterado que cualquier operación militar en suelo mexicano requiere autorización, algo que no ha concedido. Sin ese consentimiento, cualquier acción violaría la soberanía mexicana, el derecho internacional, además de contravenir leyes estadounidenses que restringen asesinatos selectivos.

El dilema es claro: una invasión sería una ruptura frontal con consecuencias catastróficas; las operaciones quirúrgicas, una erosión silenciosa pero igualmente peligrosa. Ambos escenarios pueden escalar la violencia y desestabilizar no solo a México, sino a toda la región donde la Casa Blanca pretende actuar. La falta de una estrategia clara desde Washington podría agravar el caos, incrementando la violencia en la región. La cooperación bilateral, basada en el respeto a la soberanía y en esfuerzos conjuntos, sigue siendo la vía más sensata para enfrentar el narcotráfico sin encender un conflicto mayor.