Era 2016 y la pelea por ganar gubernaturas estatales crecía al mismo ritmo en que pasaban los días y la elección 2018 se acercaba. Izquierda y derecha se ponían el uniforme electoral con miras a buscar alianzas electorales para conseguir más votos.

Ningún interés ideológico movió aquellas alianzas, un interés absolutamente pragmático. Ganarle al PRI, sacar al partido de Los Pinos, terminar con el gobierno más corrupto del que se tenía registro… hasta entonces. PAN y PRD se tomaban de las manos para asegurarle a la ciudadanía que ellos no eran el PRI, que ellos eran diferentes que vencerían la corrupción a través de echarle tierra (al menos momentáneamente) al sinfín de diferencias ideológicas que los separaron por lustros.

Era entendible, justificable. El Gobierno de Peña había sido el más corrupto del que se tenga registro. Porque estaban hundiendo a México. Los escándalos se incrementaron día con día desde que se abrió la caja de pandora con la Casa Blanca. A ésta siguió Malinalco, Oderbrech, la Estafa Maestra y un largo etcétera. PAN y PRD como opositores pudieron justificar su alianza. La gente, incluso sus electores más leales, entendieron la necesidad de vencer a ese cáncer que era el PRI. ¡Fuera el PRI del gobierno! Pareció ser el grito de guerra electoral con el que cerraron su pacto.

El PRD y Movimiento Ciudadano cerraron filas y postularon al panista Ricardo Anaya. Lo demás es historia conocida. Anaya obtuvo más de 12 millones de votos, una cifra nada despreciable para tan disímil alianza. El PRI no ganó pero llegó Morena. Que ha resultado ser igual o peor que los que estaban antes.

Y hoy la historia se repite. De nuevo alianzas electorales para arrebatar al poder al tirano en turno. Porque es el gobierno más corrupto de que se tenga registro. Porque son cínicos y están hundiendo a México. Una vez más PAN y PRD piden a los ciudadanos cerrar los ojos ante el evidente engaño ideológico que significa su unión. Que voten de nuevo por ellos para acabar con el cáncer que carcome a México. Pero esta vez la Alianza tiene un defecto que es imposible pasar por alto. La alianza es con aquellos que una vez fueron el cáncer, el gobierno más corrupto, el mal que hundió a Mexico. La alianza es con el PRI y es imposible pasar por alto el cinismo de los supuestos opositores.

El cinismo y el interés electoral que persiguen. Las alianzas deben buscar algo más que simplemente destruir. Sin propuestas constructivas, lejos de llamar a la confianza ciudadana generan desconfianza y eliminan las opciones que tenemos los ciudadanos para votar. Imposible votar por el PRI de Peña. Imposible dar un voto a quienes fueron los artífices de la Estafa Maestra, a quienes actuaron con intereses tan mezquinos y cínicos en momentos críticos para el país.

Pero el PAN y el PRD buscan una alianza fundada en el odio al que está en el poder más que la conjunción de ideas y propuestas de largo aliento. Alianzas electorales que demuestran, en los hechos, que las ideas están ausentes y que lo único que los mueve es la mezquindad electorera que no convence. En 2018 los ciudadanos votaron por la opción que creyeron que significaba un cambio positivo (que no existió). Los ciudadanos se negaron a votar masivamente por una alianza hecha de retazos de la oposición. Al no entender eso el PAN y el PRD simplemente demuestran que no han aprendido. nada.

Twitter: @solange_  

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