En los procesos electorales recientes, la violencia política contra las mujeres en razón de género fue aumentando hasta llegar a agresiones físicas que, en algunos casos, privaron de la vida a aspirantes, pre candidatas y candidatas, lo cual motivó en abril del 2020, que se tipificara como delito esa conducta antijurídica.

Con el inicio del proceso electoral federal y el eventual arranque de los procesos locales, varios colectivos que abanderan causas feministas han invitado a las mujeres a contender por un cargo público, con la garantía de que existe el marco legal suficiente para que la competencia sea en condiciones de igualdad y seguridad.

Sin embargo, lo interesante será observar cómo se activará esa maquinaria jurídica para salvaguardar su integridad física y emocional en campaña; cómo resarcir los daños y restituir sus derechos violentados, previo a una determinación que actualice la definitividad de un acto que se torne irreparable; cómo advertir la existencia de violencia política silenciosa o invisible cuya autoría, magnitud del daño, menoscabo y perjuicio en una contienda electoral sea difícil identificar.

Cómo actuar, por ejemplo, ante el retiro sigiloso de propaganda de candidatas que no cuenten con recursos para elaborar más promocionales y denunciar ante las autoridades competentes, o bien frente agresiones por personas desconocidas en sus recorridos de campaña con el fin de provocarlas y exhibir así ante el electorado una imagen negativa.

Y es que la experiencia de contiendas pasadas, demuestra la existencia sistemática de ataques anónimos en redes sociales con frases denostativas hacia su persona, imagen, trayectoria, vida privada, relaciones personales, profesión, otros cargos, relaciones políticas, entre otras temáticas, que afectan su estado emocional y físico e impiden que su candidatura avance.

Ante este escenario, cómo activar un procedimiento sancionador; cómo acudir ante la fiscalía electoral si no hay elementos para la presentación de una denuncia, o por lo menos no los suficientes para señalar que esos actos van encaminados al menoscabo de sus derechos por ser candidatas. Cuál sería la afectación para activar un medio de impugnación, o para solicitar medidas cautelares cuando no hay claridad respecto a quien pudiera resultar responsable.

La afectación de no poder desarrollar una campaña con cierta tranquilidad, sin atropellos, se traduce en perdida de votos. La candidata distrae tiempo de campaña en cuidarse, en responder ataques de desprestigio; llega desgastada a debates, entrevistas, mítines, porque no hay forma de pasar por alto ese tipo de agresiones, que atentan contra su persona y afectan la campaña en la que ha puesto no solo esfuerzo físico y económico, ha entregado su esencia, está convencida de que puede llegar al cargo, trae bajo el brazo su agenda feminista, la quiere defender, es su oportunidad.

El Estado ha cumplido: el marco legal para prevenir, atender y sancionar la violencia política de género contra las mujeres existe, así como las autoridades competentes, los mecanismos de denuncia y medios de impugnación específicos. No obstante, los actos lesivos son difíciles de acreditar y por ende de probar; no hay una persona, institución o partido político a quien exigir dejar de cometer las conductas infractoras y la restitución del derecho, a quien imponerle una sanción.

Vendrá entonces la frustración justificada, se sentirá sola, pensará que las instituciones no la atendieron adecuadamente, que el Estado no está de su lado, que nada ha cambiado. Si tiene partido político, quizá ellos luchen con ella, si es candidata sin partido, se sentirá más sola que cuando empezó a pedir el apoyo de la ciudadanía.

Debemos decir a las mujeres que aspiran a un cargo de elección popular que vayan por él, sí, pero también dotarlas de las más y mejores herramientas para que la lucha sea más igualitaria, que sepan con qué autoridades acudir, que tengan la habilidad de buscar y conseguir los elementos probatorios necesarios que generen los efectos pretendidos.

Las estrategias para cansar a una mujer y hacerla desistir pueden ser muchas, pero quienes las implementan no han entendido que ellas van por todo y no van a ceder un solo centímetro del terreno ganado.

Si al poder llega una, llegan todas.

@SandraVivanco13

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