Una tarde de octubre del año pasado, un conocido periodista de una televisora llegó acompañado para comer a un restaurante en Polanco , en la Ciudad de México. Al llegar notó el lugar semivacío, pero con varias escoltas por fuera. Entró como otras veces, pidió una mesa, se sentó y no llegó a recibir la primera bebida cuando el capitán de meseros se le acercó. “Disculpe, aquí está un personaje que tiene fricciones con usted y no queremos que haya problemas. Está en el área privada , pero nada más hay un baño, le solicitamos que se retire para evitar algún incidente”. El comunicador no podía creerlo. ¿Qué hacer frente a un séquito de guaruras armados? Pensó que quizás se trataba de una confusión, pero luego tuvo la información: era el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, quien había tenido desencuentros con él en el pasado.

El mandatario estaba con su equipo cercano, compuesto por sus hombres “de confianza” actualmente, entre ellos Víctor Mercado Amador , secretario de Movilidad y Transporte, uno de sus más allegados en los últimos meses. Fue ese círculo de supuesta lealtad —y más adelante explico el “supuesto”— el que cuida del exfutbolista ahora para que no tenga desencuentros públicos.

Gran parte de los jaloneos actuales en la esfera política de poder morelense tienen que ver con rencillas del pasado y con la carrera por la candidatura para 2024. Mercado, Alfonso de Jesús Sotelo y Pablo Ojeda serían los principales personajes en busca de la bendición de Blanco para ser los aspirantes. Y de aquí a esa fecha falta bastante tiempo, si se toma en cuenta cómo a lo largo de su meteórica carrera política Cuauhtémoc Blanco se ha allegado de personas que en su momento parecen incondicionales —en muchas ocasiones impresentables— y con quienes después termina en un pleito a muerte.

Cercanos a los círculos de poder de ese estado aseguran que el gobernador no es una persona que se caracterice por entenderle a su responsabilidad, ni tampoco por querer entender. Eso ha provocado que desde que fue alcalde de Cuernavaca depositara su confianza en grupos de “supuestos” leales, con quienes después no se pudo volver a cruzar en la calle porque hasta a los golpes podrían llegar, decían sus cercanos. Quien no puede gobernarse a sí mismo, no podrá gobernar a los demás, rezaba Confucio. Y sí.

Pero recapitulemos.

Cuando el deportista llegó a la administración de la capital morelense, en 2016, estuvo acompañado y de alguna manera guiado por los hermanos Yáñez, Roberto y Julio, quienes de hecho lo acercaron a la arena política local; éste último coordinador del PSD en el estado. En un inicio les dio todo el poder para administrar la ciudad de la “Eterna Primavera”, y colocaron contratos y empleados a su gusto. Pero ese trono debió ser compartido con José Manuel Sanz , otro “incondicional temporal”. ¿Qué ocurrió? Que al paso de los primeros meses todos terminaron peleados. El exfutbolista se alejó de los Yáñez al grado de que se denunciaron mutuamente.

Luego el poder permaneció en manos de Sanz, quien hizo alianza con Alejandro Villarreal Gasca , quien fungió como secretario de Hacienda cuando en 2018 Cuauhtémoc llegó a la gubernatura.

La luna de miel duró poco porque en 2020 se dio otra ruptura. Entonces Villarreal acusó que no lo dejaban administrar como debería por “intromisiones externas”, que incluso, se mencionó serían del narcotráfico.

Una vez más Blanco se encontró molesto y con un nuevo enemigo que antes fue su mano derecha. Empezó también el distanciamiento con Sanz y se acercó entonces a Pablo Ojeda a quien colocó como secretario de Gobierno. En el inter llevó a Palacio de Gobierno estatal a su medio hermano Ulises Bravo , quien le ayudó en algunas tareas, pero también tuvieron roces, por lo que decidió mantenerlo dentro, aunque no tan cerca.

Víctor Mercado es ahora su gran “incondicional”, hasta que no ocurra lo contrario.

Es en esa estela de complicidades, hermandades, traiciones y deslealtades en las que se ha movido el político. Los señalamientos por actos de corrupción, tráfico de influencias y alianzas con grupos del crimen organizado se acumulan. No sería de extrañar que, así como las fotos filtradas recientemente en las que aparece al lado de narcotraficantes, se exhiban otras evidencias de los manejos turbios que desde ese coto de poder se han dado a lo largo de los últimos seis años. “Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”, decía Platón.

@Sandra_Romandia