Honorio Rivera

fue citado una noche de septiembre de 2015 en un restaurante uruguayo de la colonia Condesa por Ricardo del Río , entonces subgerente de adquisiciones del Sistema Colectivo Metro. Él tenía años en el negocio de partes de trenes y había logrado ser el único distribuidor de una empresa que fabricaba refacciones específicas.

Tras cuatro tequilas, el funcionario le soltó: “tú vas a dar las refacciones a un menor precio a otra empresa que nos las venderá más caras. Por decir, tú las das en 70 pesos, y ellos a nosotros en 140”.

Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza como por el afán de riqueza, decía el filósofo francés Louis de Bonald.

A Honorio le parecía increíble lo que escuchó e imposible acceder. Su empresa, Grupo Comercializador y Constructor Siete, había invertido en las piezas a su costo real debido a que en mayo de ese año obtuvo el oficio de asignación para proveer de “masas de rueda portadora” por 30 millones de pesos. Además, le parecía un acto absolutamente oscuro.

“Les dije que no y cavé mi tumba”, me dijo al contar por primera vez su historia a un medio de comunicación.

¿Cuál es la historia? El caso de Honorio revela la historia de un desde hace años.

El funcionario que le hizo la propuesta estaba bajo el mando de de junio de 2015 a marzo de 2018.

Honorio logró hablar con Gaviño quien le dijo “lo debiste arreglar como te dijimos”. El exfuncionario aseguró a esta columnista no saber nada de este caso.

Las masas son discos gruesos donde se montan las ruedas del tren; esenciales para el funcionamiento del Metro.

Pero ante la negación de Rivera las piezas no fueron cambiadas.

Este no fue el único caso. Fuentes al interior del Metro confirmaron a esta columnista el sistema de compras que persistió en la administración de Gaviño, ahora diputado local por el PRD y quien, después de la tragedia de la Línea 12 del 3 de mayo, dio declaraciones para librar culpa.

En 2017 recorrí los almacenes de refacciones del Metro que parecen bodegas abandonadas vacías. Los empleados reconocían entonces que urgían varias piezas, pero en vez de eso se hacían compras de otras cosas con sobreprecios a compañías recién fundadas. Una de ellas, Confecciones y Distribución JD, vendió caretas con 800% de sobreprecio y tiene como domicilio un consultorio dental. Implementos Industriales de Protección Nova surtió chalecos a 823 pesos, cuando su precio comercial es de 390.

Fuentes que han trabajado cerca de Gaviño lo definen como un hombre de carácter que encuentra la manera de “hacer negocio”.

Y el problema de “hacer negocio” desde la administración pública, a costa de los ciudadanos, es que la frase

Las masas de rueda portadora no se cambiaron y hasta 2017 Gaviño autorizó comprar “kits de masa” que son empaques, tapones y tornillos que ayudan a que el disco que sostiene la rueda se mantenga más tiempo, lo que es como una aspirina para el cáncer. Pagaron 52 millones a Ferretera Valladolid, registrada como tlapalería y que no aparece en el Registro Público de Comercio.

El oscuro pasado en la gestión de Gaviño no revela más que un mal sistémico en el monstruo sobre ruedas saqueado durante años que manifiesta sus consecuencias fatales después.

Mientras Honorio ahora enfrenta la bancarrota y vive de la esperanza de ganar el juicio interpuesto para reponer su vida.

Twitter: @Sandra_Romandía

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