Cuando mis compañeros coautores del libro Narco CDMX (2019, Random House) y una servidora publicamos esta investigación que demostraba cómo operan los grupos del narcotráfico en la Ciudad de México , con estructuras y capacidad de fuego similar a los cárteles trasnacionales —y algunos de ellos ya considerados como tal— aún existía en el discurso oficial la versión de que solo operaban pandillas. Meses después de la llegada de Claudia Sheinbaum a la jefatura de gobierno, en ese mismo año, se empezó a reconocer que grupos como la Unión de Tepito, el Cártel de Tláhuac y la Antiunión habían crecido al amparo de omisión y corrupción , por lo que se establecieron como un objetivo prioritario.

En junio de 2019 con la llegada de Omar García Harfuch a la Policía de Investigación —y su paso después a la Secretaría de Seguridad Ciudadana— se mantuvo el discurso de confirmar la presencia de grupos fuertes, que ya no eran simples narcomenudistas, sino que tenían conexiones directas con la producción de droga, almacenamiento, distribución en grandes cantidades y además participaban en otros delitos para sacar provecho económico como la extorsión, cobro de cuotas, invasión de predios y trata de personas.

Desde entonces —y después de que la administración anterior a cargo de Miguel Ángel Mancera intentó tapar el sol con un dedo al decir que no operaba crimen organizado en la ciudad— se emprendió desde los aparatos de inteligencia capitalina una cacería a líderes delincuenciales. Y ocurrió. Se debe reconocer que se actuó contra las cabecillas de los principales grupos, algunos de ellos que ya operaban con casas de seguridad en varios puntos de la ciudad, producción y distribución de drogas dentro y fuera de la capital, y bajo el manto de la colusión y corrupción del aparato de la policía local.

Pero esto no ha acabado.

En una entrevista otorgada al reportero Carlos Jiménez esta semana, García Harfuch aseguró que no hay grandes grupos del narcotráfico aquí. “Hemos hecho aseguramientos que pertenecen a tal o equis grupo, pero es diferente que tengan una operación en la Ciudad de México o que hayan hecho una transacción a que ya estén asentados y tengan una estructura delictiva en la ciudad”.

Hay que recordar que en el narcotráfico es como la Hidra de Lerna en la mitología griega: por cada cabeza que le cortan salen dos o más. No ha bastado con detener a dirigentes del Cártel de Tláhuac, la Unión, la Antiunión, o el cártel de Jalisco . La presencia del crimen organizado no se puede medir por cuántas detenciones se han hecho, sino por la erradicación de los delitos que mas duelen a los ciudadanos como la invasión de sus propiedades, la extorsión, el cobro de cuota. Apenas ayer conversaba con una familia de comerciantes que tienen su negocio a unas calles detrás de Palacio Nacional que siguen pagando “cuota” a la Unión. Y me lo corrobora el propietario de un bar en Polanco que sufre lo mismo. ¿Estarán ellos de acuerdo con las palabras del secretario?

Informes de inteligencia, víctimas, vecinos y homicidios con arma de fuego por ataque directo también contradicen al funcionario: aquí hay presencia de La Unión , el Cártel de Jalisco Nueva Generación , el Cártel de Tláhuac, los Rodolfos, y otros, que mientras tengan capacidad de amedrentar y controlar territorios siguen siendo grupos fuertes que además están amedrentando periodistas.

Hace unos días el reportero Antonio Nieto recibió una llamada de un miembro de una banda del crimen organizado en la Ciudad de México que le exigió bajar los tuits y sus notas que lo mencionaran. Así el grado de impunidad y margen de acción.

¿García Harfuch se convertirá por aspiración política y conveniencia en el Miguel Ángel Mancera que optó por negar la realidad? Sería muy desafortunado para la ciudad.

@Sandra_Romandia

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