Las lecciones del año 2020 definitivamente serán para recordar en la historia no sólo de México, sino de toda la humanidad.

Tristemente el desarrollo económico en este 2020 fue por mucho, de los peores en términos económicos y obviamente más deficiente que el desarrollo económico del año pasado, en gran parte, sin duda por la pandemia del COVID 19, también en buena medida, por la respuesta de nulo apoyo por parte del Gobierno ante la pandemia.

El Presidente López Obrador ha presumido en distintos foros, que la estrategia de su administración no solo es diferente inclusive la mejor y contraria a la práctica internacional, tanto en la forma de atender la crisis sanitaria como la económica.

Tristemente en los resultados tangibles podemos observar que quizás es de las peores y lamentablemente el mal manejo de la crisis económica y de la pandemia, ha originado que estemos muy lejos de recuperar pronto los niveles “Pre-2018” y las consecuencias han sido muy desafortunadas para México y su población.

La caída de la inversión, del consumo, de los bienes de capital provocó que tengamos un -9% del PIB.

Las importaciones son un buen termómetro para evidenciar la baja en inversión y por ende en la actividad económica del país y así se ha manifestado en nuestro país.

México es hoy en día uno de los países con menos pruebas de diagnóstico del Covid-19 y carece, para fines prácticos, de un programa eficiente por parte de la Secretaria de Salud que ayude a identificar y rastrear dicha infección.

Esto ha provocado que México ocupe los primeros lugares en total de muertes, contagios y fallecimientos por millón de habitantes.

Es decir, tenemos los primeros lugares en lo que se refiere a la tasa de letalidad del COVID, a pesar que aún falta todavía por venir el invierno del 2020 y baje la estadística de letalidad.

En teoría, a raíz de la vacuna, en primavera y el verano del 2021, la situación debiera de mejorar.

Debiéramos estar mejor por la disponibilidad de vacunas y mejores tratamientos. No obstante, es muy preocupante que el presidente López Obrador quiera ser el único administrador de la vacuna.

Desafortunadamente todo lo que el presidente supervisa, lo transforma en un programa clientelar y electoral, más aún en vísperas de las elecciones federales del 2021.

Ojalá, que cambien su política pública clientelar por el bien de la población mexicana y esperemos que algún día pronto superaremos por completo esta pandemia.

Estoy plenamente convencido que la pandemia no será superada por las políticas públicas de la administración de nuestro Presidente, las consecuencias de un mal manejo del programa de vacunación del Presidente pudiera ser aún más grave y causar un mayor daño a la población del país y resultar muy caro al Presidente.

En lo que se refiere a la lamentable crisis económica que estamos padeciendo; las políticas del presidente López Obrador han sido no sólo contrarias a lo que hacen otros países, principalmente las economías emergentes y países desarrollados, sino también han estado muy equivocadas, especialmente en el terreno de incentivos fiscales y el nulo apoyo a las PYMES.

Esto ha provocado un mayor índice de desempleo, superando los 14 millones de personas en el país que desafortunadamente han perdido el empleo y con un pronóstico no muy optimista para el próximo año 2021.

Tanto la Secretaria de Hacienda y el SAT principalmente, han fallado en la atención a las PYMES, ante la ausencia de estímulos fiscales.

Mientras en otros países se apoya y estimula a las empresas y a la población, aquí en México se persigue a los contribuyentes, se incrementan los impuestos, una parte importante del presupuesto se destina a inversiones estériles como las de Pemex y la CFE.

Simultáneamente se desalienta la inversión privada no solo en los sectores energéticos, sino también la Inversión Extranjera directa.

Adicionalmente se privilegia el gasto en los proyectos emblemáticos del presidente, descuidando el manejo de la Pandemia, como sucedió este 2020 y por ende la salud de la población y el índice de letalidad es el más alto en el mundo, cercano al 10%. Es decir, uno de cada 10 infectados, lamentablemente muere.

Los proyectos del Presidente, como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, tendrán un costo bastante más elevado de lo que se presupuestó; el tiempo demostrará su inutilidad, en detrimento de otras prioridades y necesidades que el país necesita actualmente.

Solo por mencionar un ejemplo, en el caso del Tren Maya, a pesar de la oposición de varios pueblos indígenas de la región el Presidente continúa aferrado en su construcción.

Por otra parte, mientras se cierran refinerías alrededor del mundo, en México sigue obstinado en su construcción, desestimando la opción de las energías verdes y a su vez, alternativas más económicas.

Las cifras oficiales sobre el desplome del 2020 que ha externado el INEGI, así como los jefes economistas de varias instituciones financieras internacionales como Bank of América o el World Bank entre otras, contradicen las afirmaciones del presidente AMLO.

La realidad demostró que éste fue probablemente el peor año en materia de desarrollo económico en casi un siglo.

El PIB cayó alrededor de 9 por ciento, desplomando simultáneamente el ingreso per cápita y aumentando a su vez él desempleo.

A pesar de que se ha mantenido baja la inflación, al igual que las tasas de interés, el crédito a las PYMES continúa siendo restringido para las PYMES en general por parte de la banca mexicana.

Son muy pocas las empresas que están teniendo acceso al crédito bancario, cercano a un 28% del total de PYMES. Por otro lado, la cotización del dólar ha permanecido estable, esperemos así continúe antes las altas reservas.

En conclusión, el 2020 ha sido un año funesto y adverso y quizás de los peores en los últimos 100 años.

Lo peor del caso es que pareciera ser que la administración actual quisiera que así fuera con las lamentables políticas públicas.

Adicionalmente las Cámaras de Senadores y Diputados han propuesto leyes y reformas al vapor, como fue el tema del outsourcing, la desaparición de los fideicomisos, los topes arbitrarios a las comisiones de las Afores, la desaparición de los fondos, así como las modificaciones a la Ley del Banco de México que lo obliga a adquirir dólares en efectivo, la cual pudiera afectar el sistema financiero mexicano.

En ese contexto, las perspectivas no son optimistas. Mientras el Congreso (ambas cámaras) y el Presidente López Obrador continúen con sus políticas clientelares en materia económica, tristemente se traducirá en un desempeño decepcionante no sólo del ingreso económico y en la generación de empleos.

La actual administración ha ahuyentado la inversión tanto extranjera como nacional y esto a su vez, ha afectado a México directamente bajando tanto el grado de inversión, así como la credibilidad y el riesgo-país.

Algunos de nosotros queremos que termine este año 2020 cuanto antes, esperando sea un 2021 con mejores perspectivas. Les deseo que pasen una muy Feliz Navidad con sus familias.

Twitter @Samuel_Pena_G  

Google News

TEMAS RELACIONADOS