La falta de certidumbre jurídica es el principal factor de inhibición de la inversión extranjera en cualquier país del mundo.

Desafortunadamente, el presidente López Obrador se encuentra precisamente inhibiendo la Inversión Extranjera Directa (IED) a México, mediante una serie de acciones y consultas ilegales a todas luces, que han ahuyentado la IED.

Desde el comienzo de su administración, canceló el proyecto de Constellation Brands de más de 1,500 millones de dólares en Baja California, de la misma forma canceló el proyecto de construcción del Aeropuerto de la Ciudad de México, en donde inclusive se llevaría a cabo en coparticipación con el sector privado con pérdidas millonarias debido al pago de indemnizaciones.

Para nadie en México es un secreto que los mensajes han sido claros y contundentes. Ahora, el presidente, lamentablemente, está presentando una iniciativa de reforma de la Ley de la Industria Eléctrica en la peor época de pandemia y en un momento en donde más se necesitan proyectos de inversión que ayuden a crecer nuestra economía, ante la peor debacle económica que hemos vivido en los últimos 90 años.

Definitivamente la ocurrencia de presentar la iniciativa de reformar la Ley de la Industria Eléctrica, traerá consigo consecuencias devastadoras y de inmensos costos incuantificables. Al final del camino, pretende regresar a una Comisión Federal de Electricidad (CFE), hegemónica.

Además de ser una medida inconstitucional, es violatoria totalmente al Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el acuerdo sostiene per se, que nos comprometimos a no favorecer a empresas estatales sobre las privadas, y ésta firmado que no se cerrarían sectores de la economía ya abiertos a privados y reconocidos en otros tratados de libre comercio.

Aunado a ello, la Corte determinó que la política de la Secretaría de Energía que persigue el mismo objetivo, también es inconstitucional. Es verdaderamente increíble que no le hayan presentado al presidente, la terrible consecuencia que trae consigo, el simple hecho de presentar esta iniciativa.

Inhibe totalmente la Inversión Extranjera en este sector, que ya se encuentra paralizado. Me atrevería aseverar que simplemente no le importa y es un capricho más, de los varios que ha impuesto y que le están causando daño al país.

Si analizamos con detenimiento, la reforma carece de todo sentido económico. La ley establece que se debe de conectar a la red al proveedor cuyo costo de producir cada kilovatio adicional sea el más barato, así lo marca hoy en día la ley, sin embargo, la iniciativa que marca el Presidente, establecería que se deberá conectar primero a la CFE, no obstante que no solo es más sucia, sino más cara, sin sentido económico alguno.

El presidente y los defensores de la iniciativa, como su director Manuel Barlett, consideran que la CFE, generará más ingresos, ya que venderá a mayor costo su energía eléctrica.

Sin embargo, están pasando por alto que le costará más a la CFE producirla, que comprarla o adquirirla a un productor de energía ya sea eólica o solar. A estas alturas desconozco, si el presidente López Obrador y los diputados de su bancada en el H. Congreso, estén informados.

Por otro lado, la iniciativa de ley es a todas luces expropiatoria. Los inversionistas (extranjeros y nacionales) invirtieron en energías limpias, lo hicieron confiando en una ley (certidumbre jurídica), que garantizaba la interconexión a la red de transmisión con los costos más baratos.

Se vendrán pronto muchos litigios jurídicos y laudos arbitrales, en donde seguramente México será el perdedor. Se perderá, no solo la confianza en “México-país”, sino que inhibirán, aún más la inversión extranjera a nuestro país.

Las compensaciones que el gobierno de México deberá pagar serán de muchísimos millones de dólares. Es lamentable para nuestro país, el daño irreversible que se le está causando.

En gran parte, los motivos históricos que originaron la reforma eléctrica, fue porque la CFE carece de infraestructura para cubrir la demanda existente del sector industrial, principalmente manufacturero.

Muy probablemente tanto el presidente López Obrador como el director de la CFE, Manuel Bartlett, pasan por alto, que la apertura eléctrica fue motivada por el mismo avance industrial y desarrollo económico que ha tenido México en los últimos años, a pesar de que al presidente le cueste mucho aceptarlo.

La manufactura, principalmente exportadora requiere mucha energía, hoy en día las exportaciones de nuestro país representan más del 25% del PIB de México y la CFE no tiene ni la infraestructura para abastecer de electricidad y mucho menos los recursos económicos para generar dicha electricidad.

Es increíble el daño irreparable que le están ocasionando al país. Será mucho más difícil atraer inversión extranjera a México en los próximos años.

Catedrático de la Universidad de Monterrey (UDEM).
Twitter @Samuel_Pena_G

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