Allá por el año 1882, cuenta la historia, la clase burguesa madrileña solía beber champán y comer uvas durante la Nochevieja. Como una acción de protesta ante la distinción de clases, los chulapos —personas de clase baja en Madrid— comenzaron a reunirse a consumir esa fruta en la Puerta del Sol.

Pronto, esa burla a la costumbre aristócrata se convirtió en tradición. Un periódico de la época, El Siglo Futuro, en enero de 1894, ya destacaba un artículo titulado "Las uvas bienhechoras".

Más de 120 años después comer una uva por cada campanada precedente del Año Nuevo es un ritual para atraer la buena suerte, prosperidad y deseos positivos para cada mes del ciclo por comenzar.

Este 2024 puede ser el momento para fortalecer lo alcanzado en el año que termina, por ejemplo, ante una de las principales preocupaciones ciudadanas: la seguridad.

Hay avances ejemplares a nivel nacional, más profundizados en entidades y alcaldías donde se participa coordinadamente de la estrategia generalizada.

En el país, los delitos de alto impacto disminuyeron 28 por ciento en 2023 en comparación con el periodo enero-noviembre de 2019, el primer año de la administración de Andrés Manuel López Obrador.

A nivel estatal, resalta la disminución de 52 por ciento en la Ciudad de México bajo el impulso de Claudia Sheinbaum y la continuidad de Martí Batres desde la Jefatura de Gobierno. El mejor comportamiento entre las entidades más pobladas.

En esta última noche del año, al comer las uvas, entre los propósitos pueden estar acciones personales y comunitarias encaminadas a robustecer la seguridad.

Si queremos espacios donde las personas puedan vivir tranquilas, debemos actuar para transformar los entornos. Identificar los problemas, conocer a las y los vecinos, así como desarrollar una lógica de prevención comunitaria resultan útiles.

Las redes de protección ciudadana son necesarias en el cuidado de las viviendas en periodos vacacionales, para prevenir el robo a casa habitación al dificultar a los ladrones la posibilidad de ubicar hogares donde los habitantes estén ausentes.

Desde lo individual o familiar, uno de los propósitos puede estar encaminado a reforzar medidas preventivas para desactivar las extorsiones telefónicas con acciones como cortar la comunicación ante una llamada sospechosa, o ser cautelosos frente a grandes oportunidades detrás de las cuales se pueden ocultar fraudes.

Las oportunidades para frenar las acciones delictivas están también en las y los ciudadanos.

Este fin de año, cada uva puede ir acompañada de un propósito para contribuir a tener espacios más seguros y un 2024 de bienestar.

@guerrerochipres

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