Juan, un niño de 12 años, tenía mucho miedo a su padrastro; lo golpeaba a él y a su mamá, a quien amenazaba con quitarle a su hija pequeña si se le ocurría denunciar. Sentía que estaba solo y nadie lo podría ayudar.

Una vecina, quien escuchaba los gritos, golpes y llanto, rompió el silencio en el que incurren algunas personas que atestiguan actos de violencia o delictivos, y permitió que se activara la cadena de apoyo para Juan (un nombre ficticio para proteger su identidad).

La mujer estableció contacto con la abuelita del menor, quien lo sacó de esa casa y buscó asesoría del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Por el caso de maltrato infantil ya se inició una denuncia, pero el niño aún tiene miedo: su madre y su hermana todavía viven con el agresor.

Como en el caso de Juan, 31% de los reportes provienen de personas ajenas al núcleo familiar, vecinos o amistades, que decidieron ayudar y construir una red de apoyo para las víctimas.

El hogar debería ser el espacio más seguro para un menor de edad, pero la realidad es muy distinta para los más de 2 mil niñas y niños maltratados, y cuyos casos han sido reportados al Consejo Ciudadano. Una realidad presente desde hace muchos años y que ahora es visibilizada y reportada. De 753 casos en 2020, la Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533 (que opera 24/7 y gratuita) pasó a atender mil 423 en 2021, y 322 en lo que va de este año.

Las víctimas son 56% niñas, en 28% tienen entre 12 y 15 años. El 35% padece violencia física, 29% omisión de cuidado, 14% violencia sexual y 15 psicoemocional, aunque esas formas de maltrato llegan a combinarse y hacer más atroz el comportamiento del maltratador.

Los agresores son en un 40% de los casos la madrastra o la madre y en 31% el padrastro o el padre. En un 37% tienen entre 26 y 40 años.

Debido a su corta edad, muchas de las niñas y niños desconocen sus derechos, no saben qué hacer frente a la situación que viven. De ahí la importancia de que las personas adultas estén pendientes del entorno en el que viven y el ambiente en el que crecen.

Estas acciones representan la construcción de redes de apoyo ciudadanas, integradas por familiares, vecinos, amigos y organismos, para ayudarles a romper con la situación de violencia, y que bajo ninguna circunstancia estén solas o solos.

La ciudadanía no puede existir en plenitud si persisten situaciones que atentan contra la integridad de las y los más vulnerables, y si carece de un impulso para activar el sistema de acceso a la justicia a través de los reportes y la denuncia.

No podrá haber un feliz Día de la Niña y el Niño si persiste el maltrato.

@guerrerochipres

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