La certeza de quién está detrás de una consola de videojuegos no existe. Los nombres o las fotos de perfil de los usuarios no dicen mucho. Conejito33, olaka, zerus o destroyer puede ser cualquier persona... hasta un delincuente que se esconde en una imagen juvenil, afable e inofensiva.

Los espacios y la convivencia en línea se pusieron en el centro de la atención de niñas, niños y adolescentes, que durante la pandemia encontraron en ellos una forma de socializar a la distancia, pero que también significaron sitios de búsqueda de víctimas.

Los delincuentes, evidentemente, trasladaron parte de su operación hacia internet, redes sociales o diversas plataformas de diversión online, donde amparados en el anonimato crean perfiles apócrifos —con fotos falsas y nombres que no revelan ningún dato de identidad— que les permiten interactuar con menores de edad.

Esta forma de operar ha sido particularmente empleada por redes de Trata de Personas o pornografía infantil, y ha motivado campañas de prevención desde organismos sociales hasta autoridades de la Ciudad de México y federales.

A través de promesas de aventura, acción o dinero, los conejito33, olaka, zerus o destroyer entablan relaciones de amistad con niñas, niños o adolescentes, que pueden convertirse en sentimentales; luego, les piden abandonar sus hogares. Ese es el primer eslabón de una cadena de explotación sexual, laboral o en actividades delictivas.

Datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México indican que este año se duplicaron los reportes a la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas ( LNCTP ) sobre menores de edad captados por tratantes a través de videojuegos.

Desde el organismo, y en articulación con instituciones como la Guardia Nacional, la Secretaría de Gobernación, las Secretarías de Gobierno y de Seguridad Ciudadana de CDMX, Save The Children o Facebook, impulsamos una cultura de la prevención contra la Trata de Personas o la pornografía infantil, basada en la información y comunicación asertiva.

El diálogo y supervisión son fundamentales. Una estrategia para determinar si el uso que los menores dan a estos medios de entretenimiento es adecuado consiste en cuidar el tiempo que dedican a jugar.

Madres, padres o responsables de la crianza deben establecer pláticas cercanas con niñas, niños y adolescentes sobre el tipo de personas que pueden encontrar en el mundo virtual, enseñar que conejito33 puede ser un sujeto de riesgo. Además, implementar controles parentales que les permitan conocer los hábitos de consumo en línea.

En este proceso, la LNCTP 800 5533 000 ofrece asesoría jurídica y psicológica gratuita, 24/7, a cualquier parte del país, para contribuir en la construcción de entornos seguros y libres de violencia para las niñas, niños y adolescentes.

@guerrerochipres

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