El tío de Isabela pasaba de los 30 años y acostumbraba visitar con frecuencia a su sobrina “consentida”. El profesor de natación de Antonio hizo de él su alumno “favorito”. Por miedo a que no les creyeran, ninguno de los dos menores de edad se atrevió, en ese momento, a revelar lo que ocurría cuando se quedaban solos con personas que eran de la confianza de sus madres y padres.

Seducción, engaños, amenazas, descalificación de las acusaciones y del estado emocional de las niñas, niños y adolescentes son argucias con las cuales los pederastas ejercen los abusos.

La dinámica de victimización está basada en la intimidación y el poder sobre los menores de edad, quienes están siempre en condición de asimetría y vulnerabilidad ante el victimario.

En el año 2000, la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujer propuso el 19 de noviembre como el Día Mundial para la Prevención del Abuso contra los Niños, para poner en evidencia el problema y la necesidad de establecer programas de prevención. Se conmemora en la víspera del Día Universal del Niño, decretado por la ONU.

Establecer canales de apoyo y comunicación asertiva son fundamentales por parte de madres y padres, así como atender señales como la falta de apetito, dificultad para dormir, bajo rendimiento escolar, distanciamiento a algunas personas o dolor físico en la zona genital.

La visibilización y concepción de sí mismas como víctimas de abuso sexual puede llevar varios años, incluso llega a ser revelada ya en la vida adulta, como ocurrió con los abusos perpetrados por el padre Marcial Maciel contra niños de entre 12 y 17 años, de 1948 a la década de los años 70, que investigué y develé en 1997.

Cuando las víctimas intentan romper con los abusos sexuales, el victimario las obliga a mantener el silencio con amenazas que las llevan a sentir vergüenza o miedo a ser tachadas de mentirosas o quebrar la estabilidad familiar. Dar credibilidad a sus acusaciones es central para terminar con esas agresiones.

Los reportes del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México revelan que este año el 39% de los casos de delitos sexuales que atendió provienen de menores de 20 años, y el 88% son mujeres.

Los principales agresores están muy cerca de ellas, son personas de confianza, como abuelos, padrastros, tíos, maestros o sacerdotes, y los abusos ocurren en el hogar, la escuela, su comunidad y los sitios digitales.

Construir espacios seguros para todas y todos —como los impulsados por la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, para mujeres y menores de edad— es una tarea en la que deben intervenir la ciudadanía, organismos civiles y empresariales y las autoridades.

Desde el Consejo Ciudadano ofrecemos Primeros Auxilios Psicológicos y asesoría jurídica a través de la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza (55 5533 5533), ante abusos infantiles, porque las niñas y niños siempre dicen la verdad.

@guerrerochipres

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