La violencia contra las mujeres tiene en el feminicidio el clímax inaceptable de una historia estructural de impunidad machista. Los asesinos son, en 80 por ciento de los casos, aficionados al alcohol, tienen antecedentes de violencia familiar y de género y agreden a mujeres cercanas a ellos por haber sido o ser esposas, parejas o conocidas dentro de una familia consanguínea o elegida.

Hace 10 años fue asesinada Marisela Escobedo Ortiz, una madre que durante 8 años buscó justicia ante el feminicidio de su hija, Rubí Frayre Escobedo, cometido en Ciudad Juárez, Chihuahua. Su historia emblematiza la determinación contra la impunidad y al mismo tiempo advierte de la venganza machista que es amenazadoramente capaz de mantener las aristas de su impunidad redoblada.

La historia de Escobedo es la síntesis y evidencia de los riesgos de ser mujer en nuestros países, especialmente latinoamericanos, donde la violencia de género y el feminicidio se cuecen desde el interior de los hogares y hasta las calles. Referencias internacionales indican que tan sólo en 2017, alrededor de 90 mil mujeres en el mundo fueron víctimas de este delito.

La hija de Marisela, de 16 años de edad, desapareció en el 2008. Desde ese momento su familia tuvo como principal sospechoso al novio con el que vivía: Sergio Rafael Barraza Bocanegra.

Escobedo dedicó su vida a buscar justicia para su hija. Investigó y ubicó el paradero del sospechoso, que tras ser detenido en Zacatecas confesó el crimen a las autoridades de Chihuahua.

Reveló cómo la asesinó y dónde la enterró. Sin embargo, esto no fue suficiente para los jueces, que liberaron a Barraza Bocanegra. Las protestas de la madre llevaron a que un Tribunal revocara la decisión, pero ya era tarde: el feminicida había escapado. Escobedo Ortiz fue asesinada el 16 de diciembre del 2010 mientras realizaba una protesta pacífica afuera de las oficinas del entonces gobernador de Chihuahua, César Duarte. Dos años después, el feminicida de su hija murió en un enfrentamiento con el Ejército.

El responsable de la muerte de Marisela Escobedo fue detenido y presuntamente asesinado en prisión. Antes había confesado que cometió el feminicidio por órdenes de grupos del crimen organizado.

En octubre pasado el documental “Las tres muertes de Marisela Escobedo”, producido por Netflix, VICE Studios y Scopio, recuperó una documentación indignada e indignante de esta tragedia.

En México, cada día 10 mujeres son asesinadas. Las evidencias indican que esa violencia comienza desde “pequeñas” con manifestaciones que no deben ser toleradas y sí atendidas: gritos, insultos, golpes, tocamientos, abuso sexual. Hay un esfuerzo muy claro en la capital nacional, con el impulso del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, la Fiscal General de Justicia, Ernestina Godoy, así como de organizaciones de la sociedad civil, para disminuir el feminicidio.

El Consejo Ciudadano pata la Seguridad y justicia de la CDMX, como otros organismos privados sociales y de gobierno, participa en mesas para comprender y confrontar el fenómeno. Entre enero y el 20 de noviembre de este año, la Línea Mujer y Familia, del Consejo, reportó 2 mil 515 atenciones, con un incremento marcado a partir de los meses de la contingencia sanitaria por la COVID-19. Se canalizan en una cadena de auxilio esos reportes y se promueve la denuncia ante el Ministerio Público.

Es urgente romper con los ciclos y cadenas de violencia, lo cual pasa por la denuncia y el seguimiento de la misma hasta la sentencia. Diez años del asesinato de una mujer determinada nos recuerda eso.

@guerrerochipres 

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