En el escenario cotidiano hay una certeza: la ciudadanía avanza y está alineada con causas muy concretas y claramente definidas, como el combate a la corrupción, una educación de calidad y la construcción de comunidades fraternas y solidarias.

Y en esta realidad, la clase media juega un papel central y se manifiesta ajena a confrontaciones con la autoridad presidencial, como lo demuestra una encuesta reciente de El Universal.

A nivel nacional, el INEGI establece que, en general, el 42.4% de los hogares clasifican como de clase media, aunque en el plano urbano representan el 50.1% y en el rural el 28.1%. La población que tiene cabida en esta categoría es educada, informada, participativa y exigente con el quehacer de sus gobernantes.

Los estudios de opinión coinciden en que el 60% de la población se considera integrante de ese segmento. Esa diferencia porcentual, con respecto a los estudios institucionales, representa a su vez otra característica del sector: busca el crecimiento económico, educativo o político.

La encuesta de este periódico indica que el 62% de las personas considera que este sector poblacional no es adversario del presidente Andrés Manuel López Obrador, como se ha buscado representar en el escenario político.

En las últimas semanas, diversas voces, desde lo ideológico, han buscado confrontar a la clase media e incluso segmentar su presencia territorial en una división propia de la posguerra.

Prácticamente tres de cada cuatro están en desacuerdo con que se trate de dividir a los mexicanos entre los que apoyan el proyecto presidencial y los que no.

La narrativa divisionista y de confrontación no permea en un grupo social informado y que, independiente a ideologías políticas, utiliza los instrumentos de la democracia —como las elecciones y la Consulta— para expresar su opinión.

Hoy en día tenemos una clase media más fuerte, con expresiones de fraternidad vistas, por ejemplo, ante las emergencias naturales, de salud o económicas. Es el tipo de ciudadanía a la que se aspira, solidaria hacia los demás en los momentos de necesidad, como lo ha sido ante la pandemia.

Al ser el sector poblacional mayoritario, donde tiene cabida la diversidad en el más amplio sentido —profesional, familiar, educacional— representa también la fortaleza de la democracia.

Contamos con una clase media que no cae en la tentación simplista de polarizar a la sociedad, que aboga por una construcción ciudadana participativa y que, sobre todo, no se representa como un adversario político.

@guerrerochipres

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