En una era en que la postverdad, las campañas sucias, las ridiculeces y las campañas electorales comparten elementos de lo indebido, es inadmisible el oportunismo cínico que se presenta a sí mismo como necesidad.

La pseudopicardía tiene un límite.

¿Por qué si las supuestas falsas vacunas a tres personas encienden la pradera no lo hace la desfachatez de quienes se presentan como adultos mayores para obtener la vacunación? ¿Por qué no se premia la eficiencia de los servidores públicos, civiles o policiales que detienen a los impostores con la misma desaforada intención?

La picardía, el engaño, la malicia o las simples ganas de fastidiar y autoexhibirse pueden llegar a convertirse en un delito cuando el resultado lastima o genera perjuicios a terceros o a una comunidad.

En el cine nacional hay ejemplos de grandes pícaros que fingieron ser quien no eran. Pedro Infante enamoró a Miroslava en la película Escuela de Vagabundos (1955) al hacerse pasar por un vagabundo. Pero lo hizo por diversión y al final él mismo reveló el engaño.

Nuestra tolerante memoria de lo irregular y de lo ilegal puede equivocadamente guiarnos en la ruta de la aceptación de lo inaceptable.

La vacuna se ha convertido en una materia prima de salud codiciada, que se mira a la distancia con la esperanza de tenerla. Mi reino por una vacuna, especialmente si no te la pusiste, porque no te alcanza, en Texas o en California.

Primero fue en Florida. Ahora sabemos que la treta la replicaron dos personas en Coyoacán. La careta era muy similar. Vestidas y caracterizadas como adultas mayores, dos mujeres en Estados Unidos y dos hombres en la Ciudad de México trataron de burlar el sistema y recibir la vacuna antes de la fecha que, por su edad, les correspondía.

Las mujeres de 44 y 34 años llegaron al Centro de Convenciones del Condado de Orange. Con gorros, guantes, anteojos y caretas quisieron ocultar su verdadera edad y recibir la segunda dosis del antígeno. Sus tarjetas de identificación terminaron por delatarlas.

Con apenas 30 y 35 años, dos personas llegaron al Centro de Estudios Navales en Ciencias de la Salud en Coyoacán con documentos falsos. Así, recibieron la primera dosis del antígeno, pero su voz los traicionó. Los dos hombres fueron detenidos y ahora enfrentan una denuncia por usurpación de identidad.

Hasta este miércoles, en la Ciudad de México, sumaban más de 1 millón 356 mil primeras dosis aplicadas a adultos mayores y casi 174 mil segunda vacunas.

Todo proceso implica tiempos y formas. No hay picardía y cinismo oportunista que valga. Reglas para todos, hasta para personas como esas.

@guerrerochipres 

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