Si en los resultados de la encuesta nacional de Morena no hubo sorpresa alguna, porque se confirmó el triunfo de Claudia Sheinbaum exactamente la misma ventaja y porcentaje que le dieron la mayoría de encuestas privadas en el último año, lo que sí alteró al final el proceso morenista y de paso puede cambiar todos los escenarios para la elección del 2024, fue el rompimiento y la ausencia de Marcelo Ebrard que terminó desconociendo un proceso “que ya no tiene remedio y debe reponerse”, con lo que abolló no sólo el triunfo de la exjefa de Gobierno sino la tan cantada “unidad” del partido oficialista, que ayer sufrió una ruptura importante rumbo a los próximos comicios presidenciales.

Mientras en un salón del edificio del World Trade Center Claudia Sheinbaum era proclamada ganadora absoluta y coordinadora de la Defensa de la 4T, con una ventaja indiscutible de 15 puntos sobre Ebrard, el excanciller rumiaba ante los medios su derrota y desconocía los resultados ausentándose del evento de la unidad morenista. Marcelo proclamó a los cuatro vientos que su lealtad ya no está con el presidente López Obrador sino con la gente que lo apoyó en su aspiración. “¿Dónde está mi lealtad ahora?, pues con la gente”, dijo en público, mientras en privado ayer mismo retomó los contactos y el diálogo con altos dirigentes de Movimiento Ciudadano, y anunció que estará en la boleta de la elección presidencial y que el lunes dirá cómo piensa lograrlo.

La sonrisa de Sheinbaum en el acto partidista donde Alfonso Durazo cantó los resultados finales de 5 encuestas, la de Morena y la de las otras cuatro casas encuestadores, era la expresión más clara de un triunfo contundente: 39.5% de los votos para ella, 25.6 para Ebrard; 12.6% para Gerardo Fernández Noroña; 10% para Adán Augusto López; 7.3% para Manuel Velasco y 6.5% para Ricardo Monreal. La virtual candidata presidencial, que lucía un brillante vestido guinda, comenzó su primer mensaje diciendo que “la unidad es fundamental y que las puertas están abiertas y que nunca se van a cerrar”, en un claro mensaje al rebelde Marcelo Ebrard al que, sin embargo, evitó mencionar por su nombre. “Hoy decidió el pueblo de México y soy la Coordinadora Nacional de Defensa de la Transformación. Ese trabajo también es en equipo y por eso digo que necesitamos de todas y de todos”, dijo al anunciar que hoy convocará a una reunión a todos los que fueron sus contrincantes para que se sumen a su campaña “porque no hay tiempo que perder”.

Luego, uno a uno los cuatro aspirantes que perdieron la fueron felicitando y le levantaron la mano; pero solo uno de ellos, Ricardo Monreal se atrevió a mencionar un nombre que a partir de ayer quedó proscrito para la 4T: “No actuemos con soberbia, llamemos a todos, necesitamos a todos, al compañero Marcelo Ebrard, que todos lo necesitamos. No actuemos de manera facciosa y llamemos a todos para que podamos construir la victoria”, dijo el senador zacatecano.

Antes había hablado Adán Augusto, cuyo rostro al salir al evento se veía duro y molesto. Y es que el exsecretario de Gobernación, que hizo de una de las campañas más intensas, más vistosas y también más costosas, mantuvo hasta el final la expectativa de que él podía ganar la encuesta y convertirse en la opción que no dividiera a Morena. Anoche en su discurso Adán aceptó que los resultados favorecieron a Claudia Sheinbaum, elogió el ejercicio democrático y reconoció que “el pueblo habló”. El penoso cuarto lugar para quien fue llamado “hermano” por el presidente y su operador político de confianza, podría atribuirse a errores de sus estrategas que le recomendaron pelearse con empresas como Televisa, a la que atacó en su campaña. La televisora ni se inmutó y le dedicaba menciones de sus pifias en las “mangas del chaleco”. Si eso afectó sus negativos y disminuyó su crecimiento debería reclamarle a los dos genios que le sugirieron pelearse con la poderosa empresa televisiva: César Hernández, de Neurona, y el español Abraham Mendieta.

Las dos sorpresas en este proceso las dieron Gerardo Fernández Noroña, que se metió al tercer lugar, superando a Adán Augusto con una campaña mucho más austera que la del tabasqueño, y Manuel Velasco Coello, que aunque fue el último en comenzar su campaña, se convirtió también en uno de los indiscutibles ganadores al haber superado a su amigo Ricardo Monreal que llevaba más de un año promoviendo su imagen como presidenciable. Velasco ganó perdiendo porque además consolidó una alianza muy fuerte con Claudia Sheinbaum a la que apoyó incluso en el momento de seleccionar a una encuestadora afín a la exjefa de Gobierno.

Y mientras en Morena ayer celebraban el resultado de su proceso, con todo y la ausencia de uno de los contrincantes que descalificó el proceso y desconoció los resultados, anoche fuentes de Palacio Nacional comentaban a esta columna que “el presidente se enojó mucho con la actitud de Marcelo” y aseguraban que hoy en la mañanera abordaría un rompimiento que él todavía descartaba ayer en su conferencia diciendo que no habría rupturas “porque no son ambiciosos vulgares, solo buscan la transformación”. López Obrador estuvo siempre enterado del avance de los conteos de las encuestas a través de las varias visitas que le hizo entre el lunes y ayer el presidente del Consejo morenista, Alfonso Durazo Montaño.

Lo más interesante de todo lo que sucedió en el agitado día de ayer, es que sin duda la decisión de Marcelo Ebrard, si se concreta su paso a Movimiento Ciudadano y si Dante Delgado logra hacerlo candidato, aún con todos sus conflictos internos y rupturas con Enrique Alfaro, vendrá a modificar todos los escenarios para la elección presidencial. Con el excanciller en las boletas, frente a Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, la elección podría irse a tercios y eso a quien más perjudicaría sería a Morena y a los deseos de continuidad total de López Obrador.

Incluso se abren posibilidades que hoy pueden sonar descabelladas, pero que en un futuro ya no tan lejano, podrían darle un giro a todas las percepciones de que Morena es invencible y que tiene ganada la Presidencia en todas las encuestas. ¿Y si en una campaña con tres candidatos fuertes, dos de la oposición y uno de Morena, en algún punto previo a las votaciones, digamos por mayo de 2024 se plantea una declinación de uno de los dos candidatos para enfrentar juntos a Morena, ¿por ejemplo Marcelo declinando por Xóchitl o la candidata frentista declinando por Ebrard? Hasta ahí dejamos la pregunta.

NOTAS INDISCRETAS… Fuentes tanto de MC como del equipo ebrardista nos confirman que son al menos tres veces las que se han reunido Dante Delgado y Marcelo Ebrard en los últimos meses para hablar del 2024. La primera, nos dicen, fue antes de empezar el proceso interno de Morena; la segunda y la tercera fueron ya durante la contienda morenista. Y en las tres pláticas el tema fue el mismo: si Ebrard se atrevía a romper con Morena, en MC estarían esperando para acogerlo como su candidato a la presidencia. Y parece que llegó el momento de la cuarta y definitiva plática entre Dante y Marcelo… Al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, ayer se le veía radiante pero cansado. Y es que por casi 48 horas Delgado y su equipo no salieron del WTC y prácticamente durmieron ahí la noche del martes para terminar el conteo de las boletas que se alargó mucho más de lo previsto. De hecho, el evento que ayer habían anunciado a las 5 de la tarde, comenzó hasta las 7 de la noche y ahí el líder morenista proclamó el anuncio de su partido como “un día histórico y una contribución a la democracia”. La pregunta ahora es cómo valorarán en Palacio Nacional el esfuerzo de Mario Delgado, a pesar de la ruptura de su antiguo jefe y mentor político Ebrard, que terminó llamándolo “cobarde” a él y a Durazo. Mario tiene aspiraciones por la Ciudad de México y estaría más que feliz si el presidente lo manda como candidato, pero también se escucha que López Obrador lo quiere en el partido hasta que pasen las elecciones. Veremos cuál de las dos opciones funciona para Mario Delgado y si no termina quedándose como aquel perro de las dos tortas ante el enojo del presidente por la ruptura de su ex canciller… Por cierto, hablando de la CDMX, a pesar de que Omar García Harfuch se destapó hace unos días con una entrevista de portada en La Jornada, nos dicen que el secretario de Seguridad, si bien aparece como favorito en las encuestas, difícilmente será candidato por Morena por la animadversión que le tiene el presidente, pero sobre todo no sería candidato porque García Harfuch hizo un compromiso personal con Claudia Sheinbaum, con quien acordó que si ella era la candidata presidencial de Morena él se iría a apoyarla a su campaña y eventualmente a su gobierno. Así que, más que candidato, podríamos ver al llamado “Batman” capitalino como futuro secretario de Seguridad Federal, eso si su exjefa gana las elecciones… Los dados mandan Escalera Doble. Buen tiro.

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