La decisión tomada ayer por Porfirio Muñoz Ledo de retirarse de la Presidencia de la Mesa Directiva evitó que estallara una crisis política mayor en la Cámara de Diputados y abrió paso a posibles acuerdos y entendimientos entre la mayoría de Morena y sus aliados y la oposición que anoche estaban negociando una posible salida legal y política para la gobernabilidad de la Cámara. Porfirio demostró con esto que, en el ocaso de su muy larga trayectoria, no exenta de episodios polémicos pero también poblada de luchas y faenas en favor de la democracia, le importó más ser recordado como el político inteligente que desoyó el canto de las sirenas y prefirió rechazar seis meses más en una presidencia, a ser calificado de “espurio”, de autoritario o incongruente con lo que él siempre peleó como opositor contra el sistema.

Tuvo que ser un gesto de congruencia como el de Muñoz Ledo, el que de paso evitara, por lo menos hasta hoy, la tentación autoritaria de los grupos más duros y radicales de Morena que, desoyendo incluso la recomendación expresa del presidente López Obrador, pretendían imponer su mayoría, aplastando cualquier derecho de las minorías y modificando la ley “a su gusto y conveniencia” para permanecer más tiempo del que les daban la legalidad y los acuerdos con el control de la Mesa Directiva. La bancada de Morena evitó así, anoche, convertirse en lo que tanto criticaron como oposición, los mayoriteos autoritarios del PRI y en menor grado del PAN, e igualarse a sus antiguos verdugos con prácticas legales pero inmorales que la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador prometió erradicar en el “cambio de régimen” que le ofreció a los mexicanos.

Hasta anoche, tras el retiro de la propuesta de Porfirio Muñoz Ledo, la iniciativa de Morena, que estuvo a punto de votarse, se mantenía en suspenso, y los coordinadores parlamentarios dialogaban en San Lázaro para encontrar una salida que hoy podría conocerse. Tras el rechazo de Morena a la postulación de Xavier Azuara para presidente, que fue incluso desechada en votación, y de que él mismo decidiera hacerse a un lado, es muy probable que, si no vuelven a imponerse los grupos más radicales de la bancada morenista y del PT, hoy se anuncie y se vote la nueva Mesa Directiva que podría encabezar la diputada panista Laura Rojas.

Si eso ocurre, la operación de los grupos más moderados del oficialismo, en particular del coordinador de la bancada de Morena, Mario Delgado, y también del senador y coordinador morenista Ricardo Monreal, se habría impuesto para desactivar una rebelión de los “duros” en San Lázaro y atender la “recomendación” desde Palacio Nacional. Porque según varios testimonios de diputados y senadores de Morena que estuvieron en la reunión privada del pasado jueves con el presidente López Obrador, éste les pidió expresamente: “Hay que respetar los acuerdos y cumplir con la ley”, recomendación que repitió “un par de ocasiones”.

Porfirio Muñoz Ledo había dicho en la víspera que él no era ningún “ambicioso reeleccionista” y que si aceptó quedarse en la Presidencia terminado el periodo para el que lo eligieron, fue “sólo por cinco días y porque así lo votó la mayoría que me eligió no sólo a mí sino a toda la Mesa Directiva”. Y parece que ésta vez don Porfirio sí cumplió su palabra, porque en Palacio Nacional hay quien asegura que cuando López Obrador iba a tomar protesta el 1 de diciembre de 2018, Muñoz Ledo le pidió “un favor especial” para que le permitiera presidir la Sesión General de Congreso de aquel día en el que tomaría protesta el presidente: “Yo ya estoy cansado, me voy a morir pronto y quiero tener el honor de ser yo quien te imponga la banda presidencial. Yo estaré un mes en la Presidencia y me voy”, le dijo el diputado al presidente electo y Andrés Manuel, que como casi todos en Morena tiene en un nicho especial al histórico promotor de la Corriente Crítica y del Frente Democrático Nacional, aceptó sin pensarlo.

Muñoz Ledo se quedó todo un año en la presidencia porque al final —él afirma— así se lo pidieron; pero ahora, cuando los votos de la mayoría lo eligieron para quedarse “por cinco días” y estuvo a punto, tentado a aceptar quedarse otro medio año, al final mostró estatura política al retirarse con dignidad.

Veremos hoy en qué termina la crisis en San Lázaro que, otra vez como mucho de lo que está pasando en la política en tiempos de la 4T, no es provocada por diferencias o enfrentamientos entre la oposición y el partido gobernante, sino por las pugnas internas de Morena, entre los grupos radicales y los más moderados. Nos surgen dos preguntas: ¿quién se impone esta vez, los políticos o los duros? y ¿por cuánto tiempo más Morena, con sus pleitos, venganzas y reyertas entre tribus y facciones internas, seguirá siendo la mayor fuente de conflicto, desgaste, tensión e inestabilidad política para el presidente López Obrador?

NOTAS INDISCRETAS… Los desmanes y ataques a las instalaciones universitarias y a la rectoría de la UNAM, con el pretexto del primer aniversario de la agresión porril contra estudiantes del CCH Azcapotzalco ocurrido justo hace un año, parece un mensaje de las “fuerzas oscuras” que también se mueven en la universidad nacional de cara a la renovación de la rectoría en noviembre próximo. Sobre todo porque, aunque los grupos de porros y su actuación siempre turbia y violenta no es algo nuevo, lo que sí parece ocurrir ahora es que las manos oscuras que los mueven ya no son necesariamente de la misma universidad y más bien son de grupos externos que quieren “mandar mensajes”. Y cuando en la Torre de Rectoría ya celebran y dan por segura la reelección del doctor Enrique Graue, parece que desde afuera, alguien quiere recordarles que no todo está resuelto en una comunidad universitaria que siempre será “pradera seca” para quienes quieran incendiarle, sobre todo ante un gobierno que, en apariencia, se muestra ausente y desinteresado de lo que pasa en la UNAM…Será el sereno, pero aunque ayer una fuente de muy alto nivel del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación nos decía que “no era un ataque” contra el magistrado Reyes Mondragón lo que subieron a su cuenta oficial de Twitter, al hablar de las costosas intenciones de viaje por 1 millón de pesos que quería hacer a Alemania el magistrado, sino “aclarar dos procedimientos distintos”, pues algo no salió bien o a su operador de redes le ganó el hígado, porque la aclaración salió tan golpeadora contra Reyes Rodríguez que ayer mismo el tuit desapareció del timeline oficial del TEPJF. Lo borraron pues, como cuando a cualquier usuario se le van las cabras en esa red social… Lanzamos el tiro. Capicúa de los dados.

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