El presidente López Obrador d efinió anoche nuevos cambios y movimientos en su gabinete. De entrada, se confirmó la renuncia de Julio Scherer a la Consejería Jurídica de la Presidencia, con lo que se iría del staff presidencial uno de los hombres más cercanos e influyentes en Palacio Nacional, además de otros cambios que se anunciarán en las próximas horas como parte de un ajuste que el Presidente está haciendo a su equipo en el arranque del tercer año de gobierno.

La salida de Scherer, que llegó a ser uno de los hombres de mayor confianza del Presidente, estaría directamente ligada al arribo del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, a quien López Obrador le confía a partir de ahora todas las funciones que realizaba el poderoso consejero jurídico, como la relación y operación con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con los ministros y con los diputados y senadores del Congreso de la Unión para la negociación y operación de iniciativas y reformas constitucionales prioritarias para el inquilino del Palacio Nacional .

De hecho, anoche, cuando se filtró una reunión de última hora en Palacio, donde se discutía la salida del hijo del periodista Julio Scherer García, comenzaron las especulaciones y las comparaciones sobre lo que significa la decisión del Presidente de pedirle la renuncia a uno de sus colaboradores más cercanos y de mayor confianza. Algunos observadores de la política asociaban la salida de Scherer con el reciente relevo en la Secretaría de Gobernación y la llegada a ese cargo del amigo y paisano tabasqueño del presidente, Adán Augusto López .

Y es que la salida de Julio Scherer se produce apenas cuatro días después de que el presidente López Obrador decidió procesar la salida de Olga Sánchez Cordero , de la Secretaría de Gobernación, y el nombramiento en su lugar de Adán Augusto. Ahora el relevo de su consejero jurídico hace pensar que el Presidente decidió remover a dos de sus colaboradores cercanos, Olga Sánchez y Scherer, quienes además sostenían un pleito abierto y público porque ambos competían por la confianza del Presidente como operadores políticos e interlocutores ante los poderes Legislativo y Judicial.

Con la llegada de Adán Augusto López, el Presidente parece confiarle a su amigo y paisano todas las labores de operación política y la labor de negociador y operador tanto ante la Corte como ante las Cámaras del Congreso de la Unión. De hecho ayer, en la conferencia mañanera, López Obrador lo dijo clara y públicamente: “Por eso le pedí a Adán Augusto López Hernández que nos ayudara y que se hiciera cargo de la Segob, porque regresó al Senado la secretaria Olga Sánchez Cordero, que también fue designada presidenta del Senado… Y ahora entra Adán Augusto al relevo porque necesitamos continuar con el proceso de Transformación y Adán me va a ayudar para hacerse cargo de todos los asuntos públicos políticos, la relación con gobernadores, la relación respetuosa con la Fiscalía General de la República, la relación respetuosa con la Suprema Corte y con el Poder Judicial, y lo que se tiene que atender en el Poder Legislativo, las nuevas iniciativas de reforma”.

Es decir, que el Presidente le confió a Adán Augusto todas las atribuciones que hasta ahora venían realizando, de manera dividida y además confrontada, Olga Sánchez Cordero y Julio Scherer Ibarra. De un manotazo, López Obrador puso fin al pleito abierto que sostenían el consejero jurídico y la secretaria de Gobernación, como si además de remover a ambos, hubiera querido poner fin a una confrontación que desgastó a su gobierno y que le causó una crisis de operación política y negociación con los otros dos poderes de la Unión.

Anoche, tras filtrarse el relevo inminente del Consejero Jurídico, uno de los hombres más poderosos de este gobierno en los primeros tres años del sexenio, un político de experiencia, que comulga con la 4T, nos hacía dos reflexiones: la primera que con la salida de Scherer y de Olga Sánchez se van dos de los moderados del gabinete presidencial y del círculo de mayor confianza del Presidente, lo que significa que los duros y los radicales de la 4T siguen ganando terreno en esta administración, hacia la segunda parte del mandato; y la segunda reflexión, que el “manotazo” de Andrés Manuel se parece mucho al que tomó el presidente José López Portillo en 1978, cuando ante el enfrentamiento abierto de sus secretarios de Programación y Presupuesto, Carlos Tello Macías , y de Hacienda, Julio Rodolfo Moctezuma, optó por una decisión tan salomónica como dura: los despidió a los dos.

Eso fue lo que al parecer decidió Andrés Manuel López Obrador que, ante el pleito irreconciliable de Julio Scherer y Olga Sánchez, que tuvo altos costos en la operación política y la gobernabilidad en su administración, optó por despedirlos a ambos, y en su lugar, acaparando las funciones que tenían el consejero jurídico y la titular de Segob, llegó Adán Augusto López, un operador de todas sus confianzas, cuyo nombramiento y poder algunos ya lo comparan con el que Ernesto Zedillo le dio a Emilio Chuayffet en 1995, cuando el mexiquense fue nombrado secretario de Gobernación con funciones de vicepresidente. ¿Será que hoy el nuevo vicepresidente del gobierno de la 4T se llama Adán y viene del paraíso tropical?

NOTAS INDISCRETAS…

Anoche mismo, en cuanto se confirmó la renuncia de Julio Scherer, ya circulaban dos versiones que salían del primer círculo presidencial: la primera, que para ocupar la Consejería Jurídica se menciona a la abogada Loreta Ortiz, que ya fue propuesta en una ocasión por el Presidente para ministra de la Suprema Corte y actualmente consejera de la Judicatura Federal; y la segunda versión, que Scherer Ibarra no sale mal con el Presidente y su renuncia también tiene que ver con la posibilidad de que en noviembre próximo el abogado e hijo del exdirector y fundador de Proceso, sea propuesto por el Presidente en la terna para ministro de la Corte, que sustituirá al ministro Fernando Franco González , quien termina su ministerio en el Poder Judicial. Es decir, que a pesar del “manotazo” presidencial, que puso fin al pleito entre Scherer y Olga Sánchez Cordero, ambos se caerían para arriba, el exconsejero como posible candidato a ministro de la Corte y la exsecretaria como nueva presidenta del Senado… Los dados giran. Capicúa.