Acostumbrado a mentir y a engañar con sus “otros datos”, Andrés Manuel López Obrador ha sacudido a la comunidad arqueológica e histórica nacional e internacional con las afirmaciones sin sustento científico que se atrevió a hacer en su reciente libro, al que pomposamente tituló “Grandeza”, en el que el expresidente se atreve a negar que las civilizaciones prehispánicas y originarias de lo que hoy es México practicaran, como un asunto ritual, los sacrificios humanos.

“Echaron a andar una campaña donde dijeron que eran bárbaros, salvajes, que hacían sacrificios de sangres, que arrancaban corazones y los exponen y ofrecen a los dioses, es pura mentira, eso lo demuestro, no hubo sacrificios; Cortés y los frailes fueron los que crearon todo, crearon la cartilla de las mentiras, que todos copiaron, hasta la fecha, incluso profesionales de las ciencias sociales”, dijo el exmandatario en el video con el que reapareció públicamente para promocionar su libro el pasado 30 de noviembre.

Y es que en las 600 páginas del libro que editó Planeta y que está siendo promovido por toda la 4T e incluso por la presidenta que ha llamado a leerlo desde Palacio Nacional, López Obrador se toma licencias para “interpretar” diversas fuentes históricas sobre las culturas originarias de Mesoamérica y citando a autores como Eduardo Galeano, Guillermo Bonfil, Alfredo López Austin, Enrique Semo y hasta la Biblia y los Diálogos de Platón, pretende cambiar la historia documentada a lo largo de 500 años y sostiene una versión idílica, casi romántica, de las civilizaciones antiguas, muy acorde al discurso político que él impuso en Morena y que pretende presentar a los indígenas originarios como “buenos” y a los conquistadores españoles como “malos”.

Pero igual que pasó durante los seis años de su mandato, cuando el entonces presidente hacía afirmaciones políticas, sociales, económicas e históricas que no se sostenían a la hora de revisarlas con criterios científicos, técnicos o académicos, y cuando se le cuestionaba por la falta de veracidad de sus dichos siempre solía responder “yo tengo otros datos”, ahora en su grandilocuente libro incurre en esa misma práctica con el mismo cinismo y descaro con el que lo hizo durante su sexenio.

Porque en varios de sus capítulos hay afirmaciones que contradicen lo mismo a arqueólogos que a historiadores e investigadores que han estudiado por décadas al mundo prehispánico mexicano y han documentado, con base en evidencias históricas y científicas, aspectos como los sacrificios humanos y la antropofagia que practicaron algunas culturas como la maya, la azteca o la teotihuacana, no porque fueran “salvajes” o “bárbaros”, como los llamaron los españoles con base en su contexto y creencias, sino porque para los prehispánicos, en su visión del mundo, ese tipo de rituales eran sagrados y, según ellos creían, del agrado de sus deidades.

Pero ahora, como en su gobierno, sus “otros datos” resultan en realidad mentiras descaradas o, en el mejor de los casos, verdades a medias y manipulación de la historia para tratar de darle sustento a su narrativa ideológica y política. Porque ayer EL UNIVERSAL en su sección Cultura publicó un trabajo del periodista Cristopher Cabello, especializado en temas de patrimonio, arqueología y artes visuales, en el que entrevistó a varios arqueólogos e investigadores del mundo prehispánico y ninguno de ellos valida las falacias y manipulaciones de López Obrador.

Por ejemplo, el director del Proyecto Templo Mayor, el arqueólogo Leonardo López Luján, no quiso entrar en polémica con el exmandatario pero sí dijo que prefiere “que las investigaciones hablen por sí mismas” y en sus redes sociales publicó el artículo “El sacrificio humano entre los mexicas”, escrito e investigado por él mismo y en coautoría con su padre, el historiador Alfredo López Austin –curiosamente uno de los que cita como sus fuentes López Obrador—, y publicado por la revista Arqueología Mexicana, en el que se afirma que, además de la evidencia iconográfica y artística, hoy se cuenta con evidencia científica y antropológica física que prueba que los sacrificios humanos eran parte de las sociedades mesoamericanas.

“Tenemos los escenarios, es decir, las pirámides, las piedras sacrificiales y los vasos para depositar corazones y otras ofrendas de sangre, es decir, las bases de la ceremonia, las bases de la operación ritual, los contenedores y miles de cuchillos, y más importante, los restos humanos de niños, adultos, hombres y mujeres, que tienen huellas de cortes para extraer el corazón (cardiotomía), así como análisis de hierro y residuos proteicos. Esas evidencias están en el texto que publiqué y que se puede consultar públicamente”, sostiene López Luján.

Lo mismo dice el reconocido arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien afirma que hay suficientes evidencias de que el sacrificio humano era una práctica en Mesoamérica. “Tenemos sobrados datos tanto en códices prehispánicos, como en esculturas, pintura mural, relieves del sacrificio humano, además de los restos óseos que indican decapitación”, dice el descubridor del Templo Mayor, y explica las razones por las que hacían los sacrificios en los que la extracción del corazón era aplicada a guerreros capturados o esclavos, porque era un ritual en honor del Sol Huitzilopochtli para que no detuviera su andar y hubiera vida a través de la muerte. “En muchas religiones el sacrificio de la deidad conlleva el proporcionar vida”, dice Matos.

Otro especialista, el arqueólogo Sergio Chávez, director del proyecto Tlalocan de Teotihuacán, de plano afirma que la publicación del libro de López Obrador es en realidad un despojo a la investigación histórica y arqueológica. “Es un despojo y, a la vez, negación del trabajo de investigación que ha demostrado que sí hubo sacrificios humanos. En Teotihuacan tenemos muchos ejemplos: los 260 individuos sacrificados para conmemorar la construcción del Templo de la Serpiente Emplumada, los individuos mayas enterrados en la Pirámide de la Luna, también sacrificados, las decenas de niños encontrados en el barrio de la Ventilla, que muestran una muerte violenta que no dejó marcas ni estrés, lo que corrobora que fueron sacrificados, es decir, todos los estudios de antropólogos físicos del INAH y otras instituciones que demuestran que sí hubo sacrificios humanos”, argumenta Chávez.

Al final, todos los arqueólogos, antropólogos e historiadores mexicanos coinciden en que no hay duda alguna, y por lo tanto tampoco elementos probatorios, para sostener, como lo hace el expresidente, que las antiguas civilizaciones que habitaron lo que hoy es México y Mesoamérica, no hayan practicado los sacrificios humanos, y a partir de eso, las burdas y torpes mentiras de López Obrador quedan más que evidenciadas, aunque claramente el interés del libro de quien gobernó a este país (y muchos creen que lo sigue gobernando), no es, ni nunca ha sido, difundir conocimiento científico e histórico, sino más bien imponer su visión manipulada e ideológica de la historia para que la crean sus seguidores y fanáticos como una “nueva versión de la historia”.

Y todo indica que, al menos entre la 4T y sus clientelas políticas se impondrán las mentiras de López porque, desde la presidenta Sheinbaum que, aun siendo científica, alaba y promueve un libro que no lo es, hasta el cuestionado coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López, que en la abundancia que le trajo el poder se da el lujo de gastar más de 3 millones de pesos para comprar 17 mil libros con contenido basura para “regalárselos a los senadores morenistas”. Porque al final, a los morenistas y lopezobradoristas, no les interesa la verdad y mucho menos la ciencia, ellos prefieren el dogma y la visión manipulada de su ignorante pastor que no tiene ninguna autoridad académica y que niega el conocimiento científico.

NOTAS INDISCRETAS… Vaya polémica la que se armó ayer con la detención de Edgar Rodríguez, “El Limones”, capturado por el gabinete de seguridad federal y presentado como el principal extorsionador y jefe de plaza del Cártel de los Cabrera, por el secretario Omar García Harfuch. Y es que al “Limones” se le había denunciado desde hace tiempo por parte de los organismos empresariales de la comarca lagunera, donde los empresarios, sostenían que el delincuente se ostentaba como dirigente de la CATEM en la región de la Laguna, que abarca los estados de Durango y Coahuila. Y ante esos señalamientos, ayer el dirigente nacional de CATEM y diputado de Morena, Pedro Haces, salió de inmediato con un video en redes sociales a negar que Edgar Rodríguez o “El Limones” no era dirigente ni integrante de su agrupación sindical. “El día de hoy diferentes medios de comunicación han publicado la captura de 'El Limones', felicitó a las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública de este país. Como dirigente de CATEM niego rotundamente que el señor Limones pertenezca a esta gran confederación, la confederación de la productividad, la confederación moderna que impulsa todos los días y armoniza los factores de la producción. No se equivoquen: Limones no es CATEM”, dijo categórico el diputado Haces. Pero cuando su video comenzó a circular en redes varios periodistas y usuarios de las redes sociales comenzaron a publicar fotos y videos en los que se ve a Edgar Rodríguez portando camisas con el logo de CATEM, posando junto a la bandera de la organización sindical y hasta imágenes en las que se le ve al lado de Pedro Haces. “Decir que el Limones no es CATEM, es como decir que Cuauhtémoc no es del América”, publicó el periodista Jorge García Orozco… Pero la polémica no paró en la filiación sindical o no del Limones. Al informar de su detención, el secretario García Harfuch en un mensaje de redes sociales presentó al Limones como integrante del Cártel de los Cabrera y al final de su mensaje le agradeció al gobierno de Coahuila, que encabeza el priista Manolo Jiménez “la coordinación y su activa participación en este caso y en el combate a la extorsión”. Pero extrañamente el secretario federal no le agradeció al gobierno de Durango, que encabeza el también priista Esteban Villegas, ni mencionó que su gobierno haya cooperado o participado en esta investigación y detención. ¿Por qué no mencionó al gobernador Villegas?, se preguntaban ayer compañeros periodistas en la Comarca Lagunera, siendo que el Limones operaba y extorsionaba en varios municipios duranguenses. Y uno de ellos al que le preguntamos por la extraña omisión de García Harfuch, nos dijo textual: “No le agradece al gobernador de Durango porque en la inteligencia federal saben y tienen documentado que él tiene vínculos con el Cártel de Los Cabrera”. ¿Será?... Los dados repitieron Serpiente. Descenso obligado.

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